V.- Reportaje gráfico de la Sábana Santa

Impresión frontal

Entre las dos líneas negras de la tela chamuscada, se observa perfectamente la imagen de Jesús. Llama la atención las perfectas proporciones de su cuerpo. El Profesor Júdica-Cordiglia de Milán, que ha hecho las mediciones que los médicos suelen hacer para estudiar a un individuo particular, da este juicio global sobre el aspecto físico de Jesús: “Desde el punto de vista de su constitución somática está visto que se trata de un individuo de particular belleza, y prestancia física no común. Perfecto en la masa corpórea, excediendo un poco de las proporciones del hombre medio normal. Era de 1,80 mts de estatura. Las líneas de su tronco y de sus extremidades, guardaban armonía y proporción escultural: tanto en la anchura como en la longitud de su cuerpo. El grado de perfección corpórea es tal, que puede y debe ser clasificado por encima y fuera de cualquier tipo étnico”.

Según la clasificación de Kretschmer, el tipo somático a que corresponde es muscular atlético.

El Dr. D. Gregorio Marañon, en carta privada a la Delegación de “Cultores Sanctae Sindonis” de Barcelona, como acuse de recibo de un obsequio bibliográfico que esta asociación le había hecho, escribió: (Esta turbadora imagen no es la efigie solamente de  un ser humano excepcional... El estremecimiento que causa su contemplación hace pensar... que así debió de ser el Dios hecho hombre”[1].

La imagen está solamente en la cara de la Sábana que estuvo en contacto con el cuerpo. Por el revés no hay imagen, aunque algunas manchas de sangre si han calado[2].

Foto pág. 83 Impresión frontal

Miniatura atribuida a Clovio

Aunque esta miniatura se ha atribuido a Clovio, discípulo de Rafael, la crítica moderna afirma que Clovio copio a Juan Bautista Della Ròvere.

Los detalles de esta pintura muestran cómo fue empleada la Sábana para envolver el cuerpo de Jesús.  Por eso en la Sábana Santa aparecen las figuras frontal y dorsal yuxtapuestas por la cabeza.

Evidentemente que a Cristo no lo fajaron con vendas, como hicieron con Lázaro, pues hicieron una sepultura provisional por falta de tiempo. La fiesta del sábado empezaba a la puesta del sol del viernes. Por eso las mujeres volvían al sepulcro después de la fiesta, para completar las ceremonias que no tuvieron tiempo de hacer el viernes por la tarde.

Es posible que las vendas para hacer la sepultura definitiva las pusieran en el suelo.

“Parece absurdo que vendaran el cuerpo el viernes para luego quitarles las vendas después del descanso sabático y hacer la unción definitiva”[3].

Esta sábana, probablemente, la tenía en su casa José de Arimatea; pues según le dijo una señora judía a mi amigo el ingeniero holandés Guillermo van Vroenhoven, era costumbre hebrea incluir en el ajuar de las novias una sábana mortuoria.

Foto pág. 85

Miniatura atribuida a Clovio

La Sábana Santa en positivo y negativo

Tanto en el positivo como en el negativo, se observan las dos imágenes frontal y dorsal, yuxtapuestas por la cabeza, debido al modo cómo el lienzo cubrió el cadáver de Jesús, según la miniatura que acabamos de ver.

Resaltan las líneas longitudinales de la tela chamuscada en el incendio de Chambery, en la noche del 3 al 4 de diciembre de 1532, estando la Sábana Santa en una urna de plata.

Fue salvada por el canónogo Filiberto Lambert[4].

Parte de la plata de esta urna se fundió, y unas gotas de plata fundida atravesaron el lienzo doblado haciendo dieciséis orificios que fueron remendados con triángulos de lino blanco por las religiosas clarisas de Chambery. Estos remiendos fueron cosidos de rodillas por las religiosas clarisas de Chambery, entre el 15 de abril y el 2 de mayo de 1534[5].

El interior de la urna de plata, donde se guardaba doblada la Sábana Santa, durante el incendio pudo llegar a las 900 grados centígrados[6].

Esto contribuyó a la alteración del carbono-14 según el físico ruso Dimitri Kouznetsov[7].

Las dimensiones de la Sábana Santa son de 4,36 por 1,10 metros. “Al tejido de la Sábana Santa le faltan tiras enteras laterales y terminales. Se sabe que estas tiras fueron cortadas en la época constantinopolitana imperial, para hacer con ellas reliquias”[8].

Por el mundo no hay muchas copias de la Sábana Santa, pero en todas se pone que son copias[9].

Foto pág. 87

La Sábana Santa en positivo y negativo

Capilla de la Sábana Santa

En 1694, la Sábana Santa se instala en la Capilla que construyó Guarini por encargo del Duque de Saboya, Carlos Manuel II, donde se conservaba enrollada en un cilindro de madera de 4 centímetros de diámetro, para evitar las arrugas, y encerrada en una urna de plata, cuyas dimensiones son 150 por 38 por 38 centímetros.

El 12 de abril de 1997 esta capilla sufrió un incendio.

Foto pág. 89

Capilla de la Sábana Santa

Ostensión de la Sábana Santa

En el verano de 1978

Con ocasión del IV Centenario de la llegada de la Sábana Santa a Turín, se celebró en esa ciudad, el II Congreso Científico Internacional de Sindonología, y se hace una ostensión de la Sábana Santa, que dura mes y medio: el 27 de agosto al 8 de octubre de 1978. Fue visitada por más de tres millones de personas, según consta en la página 566 de las Actas del Congreso. La Sábana Santa no se exponía al público desde el año 1933. A continuación fue sometida al estudio de ochenta científicos europeos y norteamericanos, con los aparatos más modernos y especializados que existe. Los científicos pudieron investigar la Sábana Santa directamente durante 120 horas: cinco días sin interrupción[10].

“En 1389 Pierre D’ Areys, obispo de Troyes, tuvo conocimiento de que la familia Charny, exponía la Sábana Santa a la veneración pública, con el consiguiente éxito de público y donaciones. Indignado porque la iniciativa había sido tomada sin su consentimiento, escribió al Papa de que era una falsificación pictórica. Se llevó a cabo un largo proceso, pero todo quedó en nada”[11].

Los actuales estudios científicos de la Sábana Santa demuestran la falacia de Pierre D’ Areys.

Foto pág. 91

Ostensión de la Sábana Santa en el verano de 1978

Rey Humberto II de Saboya

El 18 de marzo de 1983 muere en Ginebra el desterrado rey de Italia, Humberto II de Saboya, dejando en su testamento la Sábana Santa al Vaticano. Esta reliquia pertenecía a la Casa de Saboya desde el año 1452.

Foto pág. 93

El Rey Humberto II de Saboya

 

Tejido de la Sábana Santa ampliado fotográficamente

La Sábana Santa presenta un tejido de lino muy bien conservado, a pesar de los años y azares sufridos. No es de extrañar tan larga conservación, pues, según los entendidos en la materia, el lino tiene una duración casi ilimitada, con tal que se mantenga en lugar seco.

Yo he visto en el museo egipcio de Turín el lienzo funerario del Faraón RA que fue tejido 1.600 años antes de Cristo, y está perfectamente conservado. Mide siete metros de longitud y tiene la misma anchura que la Sábana Santa.

El  Profesor G. Raes y su equipo del Laboratorio de Técnica Textil de la Universidad de Gante (Bélgica) estudiaron el tejido de la Sábana Santa y comprobaron que es un sistema de tejido que no se tejía en Europa en la Edad Media. Por el contrario, es propio del Oriente Medio, y dejó de fabricarse a partir del siglo V. Este tejido venía de Oriente Medio, pues en la Sábana Santa hay trazas de algodón de esta zona, sin duda al quedar en el telar restos del algodón que anteriormente se había tejido en él[12]. La existencia de algodón elimina la posibilidad de que el lienzo haya sido confeccionado en Europa antes del siglo XIV, pues todavía no se conocía el algodón en Europa.

En cambio es perfectamente aceptable que este tejido se comercializara en Jerusalén en el siglo I.

En este tejido se han encontrado también restos de mirra y áloe[13] , que se sabe son sustancias con que se embalsamó el cuerpo de Jesús al descenderlo de la cruz[14]. Entre hilo e hilo no hay grumos de pintura[15].

El Dr. D. Leoncio Garza- Valdés, microbiólogo de San Antonio, Texas (EE,UU) ha encontrado en el tejido de la Sábana Santa el hongo “lichenotelia” y la bacteria “leoncinella”. Con la actividad metabólica de estos microorganismos se han producido alrededor de las fibras unas fundas que han enriquecido el Carbono-14[16].

Este enriquecimiento del Carbono-14 ha rejuvenecido el lienzo. De ahí la fecha de 1260- 1390 de los analistas[17].

El Dr. D. Leoncio Garza- Valdés tuvo la idea de hacer esta análisis al enterarse de que en el Museo de Manchester se conserva una momia envuelta en un lienzo de lino, y al ser ambos sometidos a la datación del Carbono- 14 resultó que la tela era mil años más joven que la momia que envolvía, debido a la contaminación de las fibras del tejido[18].

En Enero del año 2000 un equipo de técnicos textiles dirigidos por la experta suiza Mechtild Flury Lemberg, Directora del Museo Abbeg de Berna, ha retirado los parches que pusieron las clarisas de Chambery y el forro posterior.

Foto pág. 95

Tejido de la Sábana Santa ampliado fotográficamente

El Doctor John Heller

En la Sábana Santa aparecen manchas de sangre estudiadas por el doctor norteamericano John Heller, biofísico del Instituto de Nueva Inglaterra: ha afirmado que son de sangre humana. Incluso ha averiguado el grupo sanguíneo. Es AB.

A la misma conclusión llegó el doctor italiano Baima Bollone[19] Catedrático de Medicina Legal en la Universidad de Turín.

El grupo AB es muy raro en Occidente, pero muy corriente en Oriente medio.

El factor Rh de la sangre, con los métodos que tenemos, no se puede saber en sangre tan antigua.

Lo que sí, quizás, logremos obtener es el código genético de Cristo. Se está estudiando el ADN.

Los análisis químicos de la sangre, realizados por el especialista Dr. Alan Adler, (pruebas del hemocromógeno, de la albúmina, de pigmentos biliares, proteínas y la fluoresceína de Heller) fueron todos positivos.

El Dr. Baima Bollone usó el método de Dotzauener y Keding para hematoporfirina con iguales resultados positivos. El método de Teichman para cristales de hemina fue positivo. Todas las pruebas forenses realizadas sobre las manchas rojizas de la Sábana Santa demuestran que son de sangre.

En la Sábana Santa no hay señales de descomposición del cadáver, a pesar de que la sábana estuvo en contacto con el cadáver del Cristo treinta y seis horas[20].

Foto pág. 97

El doctor John Heller

Jackson y Jumper

En el Congreso de Turín, descollaron los doctores en Ciencias Físicas de la NASA americana, Jackson y Jumper,  por  su trabajo con el analizador de imagen VP-8. Ellos afirman que la grabación de imagen se produjo por una radiación, quizás en el momento de la resurrección. No hay explicación más aclaratoria.

La radiación que grabó la imagen  fue exactamente la precisa para que la imagen se viera bien. Dice el Dr. Juan Bautista Rinaudeau, Profesor de Medicina Nuclear en la Universidad francesa de Momtpellier: “Todo sucedió como si esa radiación hubiera sido finamente dosificada. En efecto, si hubiera habido demasiada energía, la imagen hubiera resultado excesivamente oscura; y si, por el contrario, la energía hubiera sido escasa., la imagen hubiese sido poco contratada, y por lo tanto ilegible. Es exactamente como si alguien hubiera tenido la intención precisa de provocar la imagen”[21].

El P. Manuel M. Carreira, S.I. Profesor de Física en la universidad norteamericana de Cleveland, en su estudio sobre la Sábana Santa desde el punto de vista de la física dice: “el origen de la débil energía que marcó la tela tal vez sea el hecho sobrenatural de la resurrección”[22].

Foto pág. 99

Jackson y Jumper

Foto tridimensional de Jackson y Jumper

La imagen tridimensional demuestra claramente que no ha sido pintada por ningún artista medieval. Su origen no puede ser otro que el cuerpo que envolvía.

Los ojos abultados sugieren la existencia de dos monedas sobre los párpados, al uso hebreo de la época, para mantenerlos cerrados.

Esta moneda ha sido identificada por el P. Francisco Silas, S.I. de la Universidad de Loyola de Chicago. Se trata de un leptón acuñado por Poncio Pilatos que circuló en Palestina por los años 26 y 36 de Nuestra Era[23].

Se aprecian las letras U CAI que son la última de TIBERIOU y las tres primeras de CAISAROS. Significa DE TIBERIO CESAR.

Se presenta la dificultad de que César en griego se escribe con K y no con C. Fue un error del troquelador, por influjo del latín, donde Cesar se escribe con C. Hay que tener en cuenta que en aquel tiempo en Palestina, era corriente alternar el griego con el latín y el arameo; y las monedas se troquelaban a mano, una a una. El P. Filas ha encontrado en un numismático de Chicago, Peter Meiss, varias monedas con errores y un leptón igual con el mismo error[24]. En la revista SINDON de investigación sobre la Sabana Santa, el P. Filas publica varias fotos de estas monedas[25].

Mario Moroni, uno de los que más se ha distinguido en el estudio de esta monedas, dice que en el cementerio hebreo de Jericó se han encontrado calaveras con dos monedas cada una[26].

La costumbre de poner monedas sobre los párpados desapareció por completo a partir del siglo II.

Por lo tanto la existencia de monedas sobre los ojos de la Sábana Santa es una prueba más de que es del siglo I.

La foto tridimensional se ha obtenido a base de computadora. Se basa en que la intensidad del negro de la imagen del lienzo es inversamente proporcional a la distancia de cada punto de la tela a la piel. No depende del claro-oscuro de cada punto del objeto, como en una fotografía normal. La computadora transforma la intensidad del negro en un número, y luego el número en altura. Este trabajo lo realizaron Jackson y Jumper en 1977.

Foto pág.101

Foto tridimensional de Jackson y Jumper

Foto tridimensional del Dr.Tamburelli

Esta imagen tridimensional se debe al profesor Tamburelli, Director de Estudios Electrónicos de la Universidad de Turín, que en unión de un grupo de Técnicos del IRI (Instituto Italiano de Investigaciones Científicas), obtenida con una técnica similar  a la de los norteamericanos de la NASA, ha superado a la que éstos publicaron, al lograr Tamburelli eliminar las deformidades de la sangre acumulada en el bigote y en las ceja, y dando un rostro mucho más natural.

Foto pág. 103

Foto tridimensional del Dr.Tamburelli

Rostro ensangrentado de Jesús

Aspecto que ofrecía el rostro de Jesús. Esta fotografía es obre del Prof. Tamburelli, ordenando a una computadora, a la que se informa de una gota de sangre, que muestro todo lo que sea sangre en el rostro de Jesús. Este rostro ensangrentado de Jesús nos da idea de lo que tuvo que ser la corona de espinas.

Según rito funerario judío, cuando el rostro del difunto estaba desagradable a la vista, se cubría con un velo[27].

Es posible que todavía quedara en el rostro sangre de la que sudó en Getsemaní.

El sudor de sangre es conocido por los médicos como "hematohidrosis". Se produce por una violenta tensión emocional, mezcla de tristeza, angustia y pavor, que rompe los capilares, encharca la glándulas sudoríparas, y por los poros sale sangre mezclada con sudor. Aunque el fenómeno es raro, es perfectamente posible desde el punto de vista médico.

Foto pág. 105

Rostro ensangrentado de Jesús

La corona de espinas

Estaba tejida con ramas de "ziziphus vulgaris", un espino de duras y agudas espinas que usaban como leña para encender la lumbre.

La corona no tenía forma de anillo, como suelen representar los artistas, sino probablemente forma de casco, como una corona oriental, que era una especie de mitra.

En la cabeza se han contado treinta y dos heridas de perforación de las espinas.

La coronación de espinas ha sido algo exclusivo de Jesucristo.

"Jamás en la historia se había dicho, sabido o escrito, que a alguien se le hubiera puesto en la cabeza una corona de espinas"[28].

"No hay ningún documento donde conste la coronación de espinas ni entre los romanos ni en otro pueblo"[29].

"No se conoce su uso en ningún otro caso de la Historia"[30].

En el Congreso de Roma el Dr. Rodante, superponiendo diapositivas, nos hizo ver que grandes surcos de sangre de la frente coinciden con la vena frontal y la arteria temporal.

Esto hace imposible que la Sábana Santa sea una falsificación medieval pues supondría conocimientos muy posteriores a aquel tiempo.

Foto pág. 107

La corona de espinas

Huella de la nuca

La corona, con sus agudas y punzantes espinas causó heridas profundas. La sinuosidad y abundancia de surcos de sangre, nos dan idea de las hemorragias y de los dolores terribles.

En el Congreso de Turín, en Junio de 1998, el Dr. D. Leoncio Garza-Valdés, microbiólogo de San Antonio,  Texas (EE.UU), nos expuso que él había encontrado en las manchas de sangre de la nuca partículas microscópicas de madera. Sin duda que son consecuencia de los golpes que Jesús se dio con la cabeza contra la cruz, tanto en las caídas como al empinarse y desplomarse en la agonía para tomar aire porque se asfixiaba al oprimirle los pulmones el diafragma por estar colgado de los brazos.

Esto es una prueba más de que la Sábana Santa no es obra humana, pues es impensable que esto lo haya hecho un falsificador de la Edad Media.

Foto pág. 109

Huella de la nuca

Foto robot de Cristo sacada electrónicamente

El Prof. Tamburelli, también ordenó a la computadora que eliminara del rostro de Cristo toda huella de dolor. Así consiguió esta foto-robot. Para la elaboración de esta foto ha sido necesario hacer mil millones de operaciones matemáticas. "Con la computadora -dice él- se han empleado quince hora. Sin ella hubieran sido necesarios doscientos años.

Foto pág. 111

Foto de Cristo sacada electrónicamente

El criminólogo suizo Max Frei

Uno de los científicos que habló en el Congreso de Turín, fue el ciminólogo suizo Max Frei, Catedrático de Criminología en la Universidad de Zurich. Era Director del Laboratorio Científico de la Policía Suiza, y especialista en palinología (la ciencia de los pólenes). En 1973, fue uno de los científicos que tuvo acceso a la Sábana Santa, con otro grupo de investigadores, y examinando el polen que el viento había dejado incrustado en la Sábana, ha descubierto granos de polen de cuarenta y nueve especies de plantas distintas.

El 23 de noviembre de 1973 pudo, por primera vez, posar sobre el lino cintas adhesivas especiales para recoger el polen de la tela.

En 1981 encontró más: hasta cincuenta y siete.

Max Frei murió el 15 de enero de 1983.

 

El que en el tejido de la Sábana Santa haya gran cantidad de granos de polen de plantas exclusivas de Palestina es una prueba más de que este lienzo estuvo en Palestina, pues si lleva mil años en Europa, en la Edad Media nadie pudo manipular los granos microscópicos de polen, pues todavía no se había inventado el microscopio.

La cantidad de polen que hay en la Sábana Santa sólo pudo dejarlo el viento. Y el viento no se lleva el polen más allá de ciertos limites porque al amainar, el polen cae a tierra.

Foto pág.113

El criminólogo suizo Max Frei

 

Granos de polen de la Sábana Santa

Los granos de polen son muy diferentes y fácilmente catalogables. Los granos de polen encontrados por Max Frei en la Sábana Santa, son de plantas diversa. Algunas son de amplia zona de difusión, por lo tanto, no permiten ninguna conclusión; pero otras son exclusivas de Italia, de Francia, de Constantinopla, de Edessa, y trece exclusivas de Palestina. Lo cual confirma la trayectoria del lienzo, y excluye toda posibilidad de fraude, ya que la Sábana Santa lleva en Europa un millar de años, y nadie pudo manipular los granos microscópicos de polen, antes de que se inventara el microscopio.

 

Por eso Max Frei decía: "Es absolutamente cierto que esta Sábana estuvo en Palestina. No puede ser una falsificación. Esto ha sido para mí un emocionante descubrimiento" [31] .

Max Frei ha encontrado en la Sábana Santa gran cantidad de polen de plantas exclusivas de Palestina, y algunas desaparecidas después del Siglo Primero[32].

"En la Sábana Santa hay polen de plantas extinguidas hoy, pero de las que se ha hallado polen en estratos sedimentarios de Palestina de hace 2000 años"[33].

En un escrito firmado por Max Frei en Zurich del 8 de marzo de 1976, donde recoge las conclusiones de sus investigaciones, dice que en la Sábana Santa hay polen idéntico al que se encuentra en estratos sedimentarios de Palestina de hace dos mil años"[34].

Entre otras, Max Frei, ha encontrado en la Sábana Santa, polen de estas plantas propias de Palestina: reaumuria hirtella, zygophyllum dumosum; acacia álbida; nosma orientalis; hyoscyamus aureus.

También se ha encontrada en la Sábana Santa en 1978 polen de "aloe socotrina" y "mirra cummiphora"[35].

De plantas europeas ha encontrado polen de haya, laurel, acacia, mirto, etc.

De plantas de Oriente Medio ha encontrado polen de "linum mucro natu" de "atragalis selensis" de "romeria hibria" etc.

En un área de diez kilómetros se puede recoger buena cantidad de polen de una planta. Pero sólo pequeñísima cantidad puede llegar a largas distancia porque el viento amaina y el polen cae. Por eso la gran cantidad de polen de Palestina que se encuentra en la Sábana Santa demuestra que estuvo allí.

Foto pág. 115

Granos de polen de la Sábana Santa

 

Algunos de los granos de polen encontrados por Max Frei en el Sudario de Oviedo

En el pañuelo de Oviedo, Max Frei ha encontrado polen de Oviedo, de Toledo, del Norte de África y de Jerusalén. En cambio no hay polen de Constantinopla, ni de Francia, ni de Italia, como en la Sábana Santa. Esto confirma que los dos lienzo tuvieron distinta trayectoria.

El pañuelo de Oviedo fue llevado por los discípulos de los Apóstoles a Cártago cuando la invasión de Palestina por los persas de Cosroe II en el año 614.

Cuando la invasión árabe del África del Norte, fue llevado a Cartagena y de allí a Toledo. Cuando España fue invadida por los musulmanes, el arca con esta reliquia fue llevada hacia el norte por los cristianos de Toledo[36].

Llegó a Oviedo entre el 812 y 842[37] y fue escondida en el Monsacro. El arca aparecida en el Monsacro, a diez kilómetros de Oviedo, fue trasladada a Oviedo a comienzos del siglo IX en que el rey Alfonso II, El Casto; (792-841), construyó la iglesia de San Miguel, actual Cámara Santa de la Catedral, para custodiar dignamente la reliquia[38].

Foto pág. 117

Algunos de los granos de polen encontrados por Max Frei en el Sudario de Oviedo

 

Manuscrito de Oviedo

Este sudario está en al Catedral de Oviedo desde el año 1075, según documentos del Archivo Capitular de la Catedral de Oviedo: Serie B, núm. 2, cuadernillo 9.

Así consta por el Acta de la apertura del arca el 14 de Marzo del año 1075, delante del Rey de Castilla Alfonso VI, Doña Urraca, varios obispos y el Cid Campeador, que acompañaba al rey antes de ser desterrado en 1081.

En este documento se lee clarísimamente la firma vertical de Doña Urraca, hermana del rey.

Foto pág. 119

Manuscrito de Oviedo

El Arca Santa de Oviedo

Su volumen es de un metro cúbico. Llegó a Oviedo en el año 735.

Es de madera recubierta de plata por Alfonso VI en el siglo XI.

Este arca está considerada como uno de los más preciados tesoros de la España Católica, pues conserva el Sudario con la Preciosa Sangre de Cristo.

En la superficie frontal del arca figuran los doce Apóstoles; en el centro está la imagen del Salvador rodeado de los cuatro evangelistas.

En la tapa de este arca hay una relación completa del contenido, y se menciona: “el Santo Sudario de N.S.J.C.”.

Foto pág. 121

El Arca Santa de Oviedo

Sudario de Oviedo

El Sudario mide 84 x 53 centímetros.

Estuvo doblado en dos sobre la cara de Cristo en el traslado de la cruz al sepulcro. Dice Kraus, en su Arqueología talmúdica que era un rito funerario judío cubrir con un velo el rostro de un difunto.

Hay manchas de sangre, pero no hay imagen, pues ésta se produjo por una radiación en la resurrección, y en ese momento este sudario estaba doblado a parte.

Tiene sangre en las cuatro caras, aunque de distinta intensidad. Esas manchas coinciden con las manchas de sangre de la cara de la Sábana Santa, lo cual solo se explica si los dos lienzos cubrieron la misma cara. Era costumbre hebrea enterrar con el cadáver cualquier cosa manchada con su sangre. Asi nos lo dijo Alan Wagner, investigador de la Sabana Santa,a los congresistas que nos reunimos en la Universidad de San Luis de Missouri, en Estados Unidos[39].

Cuando en el año 614 el persa Cosroe II invadió Palestina el presbítero Filipo se encarga de llevar a Alejandría un arca de cedro con reliquias de Jesús y María. El empuje de los persas en África hizo que este arca fuera llevado a España. Primero a Sevilla, a manos de San Isidoro; y cuando éste fue nombrado Obispo de Toledo, se llevo consigo el arca con las reliquias. Cuando la invasión musulmana del 718, los cristianos de Toledo se la llevaron hacia el Norte[40].

Foto pág. 123

Sudario de Oviedo

Carta de Michael Tite

El 13 de Octubre de 1988, un comunicado de prensa informó que según el análisis del carbono-14, realizado por unos laboratorios, el lino del tejido de la Sábana Santa habría que fecharlo entre 1260 y 1390, por lo tanto la Sábana Santa no podía haber cubierto el cadáver de Cristo en el siglo I, es decir, que era falsa.

Esta noticia, ampliamente difundida por los medios de comunicación, resultó ser una precipitación.

Más tarde Michael Tite, Jefe del Departamento de Investigación del Museo Británico, y coordinador de los análisis del carbono-14 en la Sábana Santa, en carta al Dr. Gonella, Profesor de Instrumentación Física en el Politécnico de Turín y Asesor Científico del Arzobispo de Turín, fechada el 14 de Septiembre de 1989, pide perdón de haber sido causa de que los medios de información hayan desorientado a la opinión pública diciendo que la Sábana Santa es falsa.

Algunos opinan que el fragmento analizado no era de la Sábana Santa sino de la capa pluvial de San Luis de Anjou [41] .

Foto pág. 125

Carta de Michael Tite

Primera Investigación

El alboroto que la noticia de la falsedad de la Sábana Santa produjo en la opinión pública despertó el interés de un equipo de investigadores españoles por estudiar el Sudario de Oviedo que podía demostrar que la Sábana Santa no era del siglo XIV si lo dos lienzos cubrieron la misma cara, y el Sudario de Oviedo está allí desde el año 1000.

El 9 de noviembre de 1989, nos trasladamos a Oviedo un equipo de investigadores con aparatos cedidos por el Laboratorio de Investigación de Hidroeléctrica Española, donde ellos trabajaban. Fuimos en tres coches, y el material que llevábamos podía valorarse en más de veinte millones de pesetas: máquinas fotográficas con macro-objetivos, cámara de vídeo, microscopio, dos ordenadores, aparatos de luz ultravioleta e infrarroja, etc.

Foto pág. 127

Primera Investigación

Visita al Arzobispo

Obtenida la autorización del arzobispo de Oviedo, Mons. Gabino Díaz Merchán, empezamos a trabajar. Nos acompañó D. Jorge Rodríguez Almenar, Vice-Presidente del Centro Español de Sindonología, al que pertenecemos los investigadores.

Foto pág. 129

Visita al Arzobispo

En el Archivo de la Catedral

Empezamos fotografiando documentos en el Archivo Capitular de la Catedral.

Foto pág. 131

En el Archivo de la Catedral

Inspección ocular

Con un microscopio estereoscópico, NIKON-SMZ-2T, de 60 aumentos, pudimos observar la hendidura marcada en el tejido por donde el Sudario estuvo doblado durante siglos, y guardado en el arca. La forma en que estuvo doblado nos llevó a la conclusión de cuáles fueron las caras 1, 2, 3 y 4.

Es curioso el hecho de que en este sudario se observa una mancha de carmín de labios. Pudo ocasionarla alguna ilustre dama que lo besó devotamente con los labios pintados. Pudo ser Isabel II, que según consta por la documentación, fue a venerarlo.

Foto pág. 133

Inspección ocular

Encaje de las manchas de sangre en el Sudario y la Sábana Santa.

Es indudable que los dos lienzos cubrieron la misma cara, por lo tanto la Sábana Santa no puede ser del siglo XIV, si este lienzo está en Oviedo desde el año 1000.

Foto pág. 135

Encaje de las manchas de sangre en el Sudario y la Sábana Santa.

El Padre Francisco Filas, S.I.

El 15 de febrero de 1985 murió en Chicago el P. Francisco Filas, S.I. Catedrático de Teología en la Universidad Loyola de Chicago, y gran investigador de la Sábana Santa de Turín.

En 1979 con modernos aparatos de ampliación, logró fotografiar una pequeña moneda sobre el párpado del ojo derecho. Se lee en ella la inscripción U CAI. La U es la última letra de TIBERIU, CAI, las tres primeras letras de CAISAROS.

La inscripción completa debía ser TIBERIU CAISAROS: De Tiberio César.

Aunque en griego CAISAROS  se escribe con K, el error debió ser del troquelador por influjo del latín que se escribe con C.

En los numismáticos hay monedas como esta con el mismo error.

Esta moneda, estudiada por el numismático Michael Marx, se encuentra en el Catálogo de monedas judías publicado por Madden en 1967.

La existencia de esta moneda en el ojo confirma que la Sábana Santa no es una falsificación humana, pues el dibujo de esta moneda no se ve a simple vista [42] .

Foto pág. 137

El Padre Francisco Filas, S.I.

Moneda que estaba colocada sobre el ojo

Esa costumbre hebrea poner sobre los párpados de los cadáveres una moneda para mantenerlos cerrados. Se lee perfectamente la inscripción griega y se ve el bastón de mando que ordenó poner Poncio Pilato, evitando las efigies que ofendían las costumbres judías.

En las monedas se suele poner la cara del Jefe del Estado. En los tiempos de Jesús, en el denario, que era la moneda con la que se pagaba el tributo al César, estaba la cara del Emperador Tiberio.

Recomendamos el pasaje donde dice Jesús:

-¿De quién es esa cara?

-Del César.

-Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

Esta moneda fue acuñada por Poncio Pilato, y circuló entre los años 26 y 36 de nuestra Era, durante los cuales gobernó Poncio Pilato.

La moneda se ve muy bien en el ojo derecho. En el izquierdo no está tan claro, pero también aparece una moneda, sobre la ceja, en honor de Julia, la esposa[43] de Tiberio. En ella se lee la sigla LIS que es el año XVI de Tiberio, que corresponde al 29 de Nuestra Era[44].

Ésta es precisamente la fecha que da San Lucas como comienzo de la vida pública de Jesús[45].

El descubrimiento de esta moneda ha sido confirmado por el médico forense Baima Bollone y el profesor de informática Nello Ballossimo[46].

Los sucesores de Poncio Pilato acuñaron sus propias monedas.

Mario Moroni encontró dos monedas en dos calaveras del cementerio hebreo de Jericó, y una moneda en una calavera del cementerio de Jerusalén.

El empleo de las monedas sobre los ojos de los cadáveres desapareció después del siglo II[47]. En 1991 apareció una moneda de Herodes Agripa, de los años 42-43, en un cráneo de la familia del Sumo Pontífice Caifás[48].

La presencia de una moneda de la época es una prueba para la fecha de la Sábana Santa[49].

Foto pág. 139

Moneda que estaba colocada sobre el ojo

Caída de Jesús

Probablemente Cristo no cargó con la cruz entera, sino sólo con el palo horizontal, atado a los brazos[50]. Por eso en las caídas no pudo poner las manos y dio con la cabeza en el suelo, aplastada por el madero.

El peso del madero horizontal pudo ser de unos cincuenta kilos[51].

En la cara de la Sábana Santa hay tierra[52]. Es del tipo “travertino-aregenito”, como la que se encuentra en los alrededores de Jerusalén[53].

Las rodillas también aparecen lesionadas por las caídas.

El palo vertical se mantenía fijo en lugar de la crucifixión.

Foto pág. 141

Caída de Jesús

Movimiento de Cristo en la Cruz

Cristo se empinaba sobre el clavo de los pies para tomar aire, porque se asfixiaba; pero al no poder soportar el dolor del clavo de los pies, volvía a desplomarse.

De esta manera, la mano giraba sobre el clavo del carpo, destrozando el nervio mediano y produciéndole un dolor de paroxismo, como decía el Dr. Barbet: “La naturaleza se inhibe, sobreviene un síncope y se muere de dolor”.

Al empinarse y desplomarse, su espalda llagada por la flagelación se raspaba contra el rugoso madero vertical.

Este dibujo se debe a Mons. Ricci.

La crucifixión fue abolida por el emperador Constantino en el siglo IV, y es impensable a partir del siglo XI [54] .

Foto pág. 143

Movimiento de Cristo en la Cruz

Surcos de sangre del clavo de las manos

Estos  dos surcos divergentes de la sangre que brotó del clavo de las manos, hablan de las dos posturas de Cristo en su agonía, cuando se empinaba para toma aire, y luego se desplomaba por el dolor de apoyarse en el clavo de los pies.

Foto pág. 145

Surcos de sangre del clavo de las manos

La herida de las manos

Los brazos se presentan en la posición más natural, con la mano izquierda cruzada sobre la derecha, a la altura que las muñecas. En los antebrazos se observan los hilos de sangre que brotaron de las heridas de las manos. Obsérvese que la herida está en la muñeca y no en la palma de la mano, como vulgarmente se cree.

El pulgar está doblado sobre la palma de la mano, al lesionar el clavo el nervio mediano, como demostró el Cr. Barbet con experimentos hechos en París.

Clavos de la cruz hay más de una docena por el mundo: Jerusalén, Roma, Florencia, Venecia, París, etc. Naturalmente no todos pueden ser verdaderos. Hay que someter a estudio cada uno para poder garantizar su autenticidad.

La longitud de los clavos pudo ser de uno veinte  veinticinco centímetros. Y “en opinión del Dr. Casselli el grosor del clavo debió ser de unos 7 mm.

El orificio del clavo no es redondo, sino cuadrado, y tiene según los técnicos, igual perímetro que el que tienen los dos clavos que se hallan en Roma, en la  iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén y se han considerado desde siempre como los de la Pasión de Cristo”[55].

Esto mismo se lo oí personalmente al Dr. Enrique Rivero, Presidente de la Sociedad Sindonológica Mejicana, en una conferencia suya a la que asistí cuando estuve en Méjico para hacer mi video sobre el misterio de los ojos de la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Foto pág. 147

La herida de las manos

Esquema de la mano perforada

Observemos en el dibujo el recorrido del clavo y su localización entre los huesecillos del carpo.

Los experimentos hechos han demostrado la facilidad de introducir un clavo en el lugar indicado. El punto de suspensión es, además muy sólido; pues en dicho lugar tienen origen los tendones y músculos de la mano.

El clavo entró en el espacio de Destot separando los huesos del carpo sin romperlos, y sujetando la mano firmemente al madero[56].

El arqueólogo hebreo, Tzafezis, del Museo de Israel, descubrió los restos de un crucificado, junto a la puerta de Jerusalén, con las huellas de los clavos de las manos en el carpo[57].

Está completamente descartado que el clavo haya sido introducido en la palma de la mano. Se hubiera desgarrado, pues los tejidos de la palma no habrían podido sostener el peso del cuerpo.

Uno de los primeros en poner los clavos de las manos en la muñeca fue Van Dyk [58] . Seguramente vio la Sábana Santa en Turín con ocasión de su viaje a Génova.

Foto pág. 149

Esquema de la mano perforada

La herida de los pies

En  esta foto, se observan las huellas de los pies.

El que está reproducido más claramente es el derecho.

En la parte central de la planta se ve un punto más oscuro, que corresponde a la salida del clavo.

El pie izquierdo ha dejado sólo la marca del talón.

En opinión del doctor norteamericano Bucklin, los dos pies estuvieron clavados en la cruz con un solo clavo.

El estar el pie izquierdo sobre el derecho quedó curvado, y también la pierna. Al sobrevenir la rigidez cadavérica, conservaron la misma forma en el sepulcro.

Esto hizo pensar a algunos en la Edad Media que Cristo tuvo una pierna más corta que la otra. De ahí el palo inclinado en la parte baja del palo vertical que se observa en las cruces orientales, como las que coronan las cúpulas del Kremlin en Moscú. Era un apoyo de los pies, y está inclinado por la suposición de que Cristo tenía una pierna más corta que otra.

En los pies de la Sábana Santa hay tierra que, analizada por el cristalógrafo norteamericano Kohlbeck, y afirma que es la misma de Jerusalén.  Ricardo Setti, de la Universidad de Chicago, a analizado el aragonito de la Sabana Santa y el de Jerusalem y dice: “Ambos tipos de muestras han dado resultados extraordinariamente similares; lo que hace altamente probable que el aragonito de la Sábana de la Sábana Santa proceda de Jerusalén”[59].

En el traslado de la cruz al sepulcro, fue amarrado por los pies donde quedaron marcados los dedos del portador, según indica este dibujo de Mons. Ricci.

Foto pág. 151

La herida de los pies

Esqueleto del pie

La cruz indica el punto de perforación.

Con los experimentos hechos, se ha constatado que no es difícil poner los pies uno sobre otro, y clavarlos con un solo clavo.

La posición del clavo permite que los pies se apoyen en él firmemente.

El clavo penetró por el segundo espacio metatarsiano.

El uso del “sedile”, puntal de apoyo entre las piernas aplicado al palo vertical, no era de uso constante. Se utilizaba cuando se quería prolongar el tormento, pues ése era su cometido. Dada la brevedad de la agonía de Jesús, se puede suponer que no lo tuvo [60] .

Foto pág. 153

Esqueleto del pie

La herida del costado

La herida está en la parte derecha del pecho.

La mancha de sangre mide 6 x 15 cms, y cubierta en parte por remiendo, no tan oscura como la de la nuca, de la frente, o de los brazos, porque la sangre que brotó del costado, estaba mezclada con suero.

La lanza atravesó el quinto espacio intercostal, penetró por el pulmón derecho, y tras un recorrido de unos diez centímetros Alcanzó la aurícula derecha, la cual  suele contener sangre líquida en los cadáveres recientes[61].

La cantidad de sangre que salió por la herida del costado, sólo pudo salir del corazón. Si Cristo no hubiera estado ya muerto, la lanzada que le abrió el corazón hubiera acabado con su vida.

El agua que brotó de la herida, dicen los médicos, pudo deberse a una pleuritis traumática o pericarditis serosa.

Dice el Dr. Marino Molina, que en agonías excepcionalmente dolorosas, el agua del pericardio es abundante.

El Dr. Júdica Cordiglia, profesor de Medicina Legal en la Universidad de Milán, ha demostrado que todas las heridas reflejadas en el Lienzo fueron producidas en vida del sujeto, excepto la del costado derecho que fue producida después de la muerte. Esto se nota por el modo de coagular la sangre.

Es de notar que mientras la sangre de otras heridas es arterial, la sangre del costado es venosa, como corresponde a la que hay en la aurícula derecha, donde desemboca la vena cava superior. Esta diferenciación es impensable en un falsificador medieval, pues la circulación de la sangre no se descubrió hasta 1593.

En la Sábana Santa no aparecen rastros de descomposición de cadáver [62] .

Foto pág. 155

La herida del costado

Esquema del recorrido de la lanza

El presente esquema muestra la posición del corazón, no completamente desplazado hacia la izquierda, como algunos creen, sino casi en el centro del pecho. La herida está situado entre la quinta y sexta costilla.

Tiene forma elíptica y mide 4,4 x 1,4 centímetros; que son las dimensiones de una punta de lanza romana de las que usaban los legionarios. Una lanza de estas dimensiones han sido encontrada en nuestros días entre las ruinas de Jerusalén y perteneció al ejército de Tito, que asedió la ciudad de Jerusalén en el año 70 de nuestra Era[63].

Los crucificados duraban tres o cuatro horas si estaban clavados, y hasta 3 ó 4 días si estaban atados. Alguno resistió una semana. A veces dejaban el cadáver en la cruz hasta que era descuartizado por aves de presa. Pero la familia tenía derecho a llevarse el cadáver, según la ley romana, después de obtener el oportuno permiso.

“La hipótesis de que Cristo no murió en la cruz, no coincide con los conocimientos médicos modernos” afirman los dos médicos norteamericanos de la Clínica Mayo: Dr. William D. Edwards y Dr. Floyd E. Hosner, que escriben el artículo: La muerte médica de Jesucristo en la revista JAMA  del 21 de marzo de 1986, Vol. 255, nº 11.

Además de otras razones, la lanzada que le abrió el corazón es definitiva.

Por otra parte, el Dr. Baima Bollone, Catedrático de Medicina Legal en la Universidad de Turín, afirma que “el hombre de la Sábana Santa estaba en estado de rigidez cadavérica” [64] .

Foto pág. 157

Esquema del recorrido de la lanza

Impresión dorsal

Por todo el cuerpo se observan las heridas de la flagelación que, según la ley romana, se infligía a los condenados a muerte.

 

Según el eminente patólogo norteamericano Dr. Bucklin el número de las huellas de la flagelación es de ciento veinte.

Esto tiene dos explicaciones: bien porque fuera azotado al modo romano, que no limitaba el número de golpes; bien porque lo fuera al modo judío, que no permitía pasar de cuarenta golpes, pero que cada látigo tuviera tres correas.

Lo más probable es que fue azotado por los romanos con los cuarenta golpes tradicionales de los judíos.

Sobre los omóplatos se ven dos zonas erosionadas al cargar con el madero de la cruz. Probablemente Jesús cargó solamente con el madero horizontal. El madero vertical de la cruz solía estar clavado en el suelo, y después de clavar al crucificado en el madero horizontal se le alzaba sobre el palo vertical.

La fotos con fluorescencia mediante rayos ultravioleta de Vernon Miller, han descubierto sobre los omóplatos, contusiones situadas exactamente en el punto donde el madero atado a los brazos, debía oprimir la espalda.

El reguero transversal de sangre en la cintura proviene de la vena cava inferior que conecta con la aurícula derecha, y salió en el traslado de la cruz al sepulcro [65] .

Foto pág. 159

Impresión dorsal

El látigo

Los látigos que se empleaban en la flagelación solían ser de cuero, y tenían al final huesecitos o bolitas de plomo unidas por una barrita de tres centímetros, como pequeñas pesas de gimnasia.

Al descargar sobre el cuerpo se clavaban en la carne. Por eso han quedado huellas de sangre en la Sábana Santa.

A este tipo de látigo se le llamaba “escorpión” por el daño que hacía.

Alrededor de las huellas de la flagelación se encuentran halos de suero, invisibles a simple vista, pero visibles con luz ultravioleta [66] . ¿Esto pudo hacerse en la Edad Media?.

Foto pág. 161

El látigo

Los verdugos

Los verdugos debieron ser dos, uno a cada lado, y eran de distinta estatura; pues la dirección oblicua de los golpes no es igual en los dos lados.

El Dr. Miklik cita el número de escritores romanos que describen la inaudita crueldad del suplicio de la flagelación. A veces dejaba al descubierto las entrañas. Algunos morían en el lugar del suplicio. Otros quedaban lisiados para toda la vida. Flavio Josefo y Filón, cuentan casos de muerte después de ser flagelados. La flagelación pudo durar unos 45 minutos[67].

Foto pág. 163

Los verdugos

El rostro de la Sábana Santa, tal como se ve a simple vista.

La imagen está en negativo, pero la sangre está en positivo, pues empapó la tela: no se produjo por radiación.

Se observa en la frente un surco de sangre en forma de 3 invertido. Se debe a que una espina pinchó la vena frontal, que pasa por ese punto, y la sangre que brotó tuvo que superar las arrugas de la frente producidas por el dolor.

Este rastro, en forma de 3 invertido, influyó en muchos iconos antiguos que lo interpretaron como un caracolillo del pelo en frente. En el Congreso de Roma, el P. Pfeiffer, S. I., Profesor de Arte Cristiano en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma nos mostró multitud de iconos, de los primeros siglos, con este caracolillo en la frente.

El rostro de la Sábana Santa condiciona las representaciones de Cristo en las monedas bizantinas acuñadas a partir del siglo VII[68].

El Dr. Rodante, superponiendo diapositivas, nos demostró a los congresistas de Turín, que los surcos de sangre de la frente coinciden con las venas y arterias que pasan por ese punto. Este dato confirma que la imagen de la Sábana Santa no fue un fraude medieval, pues en la Edad Media no se conocía la circulación de la sangre.

Foto pág. 165

El rostro de la Sabana Santa tal como se ve a simple vista

El rostro de Jesús en positivo.

Las líneas horizontales por encima de la cabeza y por debajo de la barba son pliegues de la sábana de cuando estuvo en Edessa doblada en cuadro de modo que sólo se veía la cara.

Así estuvo 800 años. Por eso, las arrugas de los dobleces se notan mucho.

Los regueros de sangre de la frente coinciden con venas y arterias importantes que pasan por este punto, como nos mostró superponiendo diapositivas el Dr. Rodante, a los congresistas de Turín.

Se observan deformaciones en el rostro, debidas a los golpes que recibió la noche de la pasión: observemos la mejilla y la nariz.

El Dr. Júdica-Cordiglia, especialista en Medicina Forense, cree que la contusión de la nariz fue causada por un palo de unos cinco centímetros de diámetro, esgrimido vigorosamente por un agresor situado a la derecha del Señor.

El evangelio de San Juan nos dice que en casa Anás uno de los esbirros dio a Jesús un golpe en el rostro.

La palabra griega usada por San Juan es “rápisma”, que significa “golpe dado con un palo”, porque “rapis” significa “bastón”.

Este rostro a pesar de estar desfigurado por las huellas de tantos sufrimientos y tremenda agonía, tiene un especial encanto y fascinación. Nuestros ojos no se cansan de contemplarlo y admirar esa fisonomía apacible, fuerte y majestuosa, a la vez que humilde y resignada. Algo verdaderamente impresionante.

Foto pág. 167

El rostro de Jesús en positivo

El rostro de Jesucristo reconstruido por Bruner

Así debió ser el rostro de Jesús: con esa incomparable grandeza y esa emocionante belleza. Llena a la vez de majestad y dulzura, de armonía y de paz, de nobleza y humildad, de serenidad y de unción, de bondad y vida interior. Como dice el padre salesiano José Luis Carreño:

“Jamás se vio tan transido de vida el rostro de un muerto. Quizás porque su muerte era la fuente de nuestra vida.

“La imagen de la Sábana Santa nos muestra a Cristo a la vez muerto y vivo: lleno de la fuerza del apóstol, del dolor de la víctima expiatoria, del heroísmo del mártir, de la dulzura del Salvador. Es el Cristo triunfador de la muerte. El Cristo del amor, de la misericordia, de la vida eterna: es Dios hecho Hombre”.

Miremos esta dulce figura y acostumbrémonos a leer en estos ojos cerrados.

Miremos esa sangre sobre la frente que ni a su madre se le concedió quitar para que nosotros la viésemos.

Miremos esos ojos, que, aunque cerrados, nos miran y nos penetran.

Miremos esa boca, cerrada por la muerte: nos dice lo que nadie sabe decirnos.

Miremos a Jesús.

Foto pág. 169

El rostro de Jesucristo reconstruido por Bruner

 

Reconstrucción de Ariel Aggemian

 

Esta foto-robot, basada en la Sábana Santa nos hace pensar: éste debió de ser el mismo rostro de Jesús que vio María Santísima.

 

Y éste será el rostro de Jesús que nos encontraremos al otro lado de la muerte, si en esta vida le hemos amado con fervor, servido con fidelidad y merecido su misericordia.

Foto pág. 171

Reconstrucción de Ariel Aggemian 



[1] Alejandro Roldán. S.I.: El Carácter IX, 2. I. Ed. Fé Católica. Madrid. 1975.

[2] María Grazia Siliato: La Sábana Santa. I. Ed. P.P.C. Madrid. 1998.

[3] Juan Alarcón: La Sábana Santa. II. I. Ed. Temas de Hoy. Madrid. 1994.

[4] Francisco Ansón: La Sábana Santa, III. Ed. Palabra. Madrid. 2000.

[5] María Grazia Siliato : El Hombre de la Sábana Santa. IV.. Ed. BAC. Madrid. 1987.

[6] María Grazia Siliato: La Sábana Santa. II. 2. Ed. P.P.C. Madrid. 1998

[7] Manuel M. Carreira. S. I.: La Sindone de Turín. V. I. C.E.S. Valencia. 1998.

[8] María Grazia Siliato : El Hombre de la Sábana Santa. XII.. Ed. BAC. Madrid. 1987.

[9] María Grazia Siliato: La Sábana Santa. I. Ed. P.P.C. Madrid. 1998

[10]Francisco Ansón: La Sábana Santa, IV. Ed. Palabra. Nadrid. 2000

[11] María Grazia Siliato : El Hombre de la Sábana Santa. V. Editorial BAC. Madrid. 1987

[12] María Grazia Siliato : El Hombre de la Sábana Santa. IX.. Ed. BAC. Madrid. 1987

[13] Gino Moretto:  Sindone: La guida, II, 4, d. Ed. L.D.C. Torino. 1996.

[14] Silvano Scannerini: Dossier sulla sindone. V.I, Ed. Queriniana. Brescia. 1998.

[15] José Luis Carreño. O.S.B.: La Señal. IX. 15, pág. 423. Ed. Don Bosco. Pamplona. 1983.

[16] Baima Bollone: Sindone, la prova. VI, e. Ed. Mondadori. Milán. 1998.

[17] Daniel Raffard: Indagine sulla Sacra Sindone. VI. I. Ed. Perrin. París. 1998

[18] María Grazia Siliato: La Sábana Santa. II. 4. Ed. P.P.C. Madrid. 1998

[19] Gino Morello: Sindone: La guida, II, 4, h. Ed. L.D.C. Torino. 1996

[20] Antonio Persili: Sulle trace del Cristo risorto, 2ª. III. B. Casa della Stampa. Tivoli.

[21] Francisco Ansón. La Sábana Santa. VII. Ed. Palabra. Madrid. 2000.

[22] Manuel M. Carreira. S.I.: La Sindone de Turín. V. 4. C. E. S. Valencia 1998.

[23] Revista C.R.C. 260(1-90)24

[24] P. Igartua. S.I.: La Sábana Santa es auténtica. II. 3. Ed. Mensajero. Bilbao. 1990.

[25] Revista SINDON. XII-1983.

[26] Mario Moroni: Revista SINDON, nº 2 (XII-1990), pág. 72 y 109

[27] Julio Ricci. La Sindone contestata, pág. 258. Roma. 1992.

[28] María Grazia Siliato : El Hombre de la Sábana Santa. III. Ed. BAC. Madrid. 1987.

[29] Bruno Barbieri: La Sindone. Storia. Scienzia. E. Centrostampa. Torino. 1980.

[30] Gino Moretto: Sindone: la guida, II, 10, 2. Ed. L.D.C. Torino. 1996.

[31]

[32] Francisco Ansón. La Sábana Santa. III. Ed. Palabra. Madrid. 2000

[33] Julio Marvisón: La Sábana Santa. IV. 3. Ed. Giraldo. Sevilla. 1996

[34] Juan Alarcón: La Sábana Santa. XIII. 5. Ed. Temas de Hoy. Madrid. 1994.

[35] María Grazia Siliato : El Hombre de la Sábana Santa. X. 14. Ed. BAC. Madrid. 1987.

[36] Julio Ricci: L’ uomo della Sindone, 2ª.VI. I. Roma. 1985.

[37] Jorge Manuel Rodríguez: El Sudario de Oviedo. 2. 3. C.E.S. Valencia. 1998

[38] Julio Ricci: L Sindone contestata. Pág. 261. Roma. 1992.

[39] Francisco Ansón. La Sábana Santa. VIII. Ed. Palabra. Madrid. 2000

[40] Francisco Ansón. La Sábana Santa. VIII. Ed. Palabra. Madrid. 2000

[41] Francisco Ansón. La Sábana Santa. VII. Ed. Palabra. Madrid. 2000

[42] Nello Vellocino: Dossier  sulla Sindone. IV, 3. Ed. Queriniana. Brescia.  1998.

[43] Revista 10 Giorni. XI-1988, pág. 69.

[44] ACTES DU III SYMPOSIUM SCCIENTIFIQUE INTERNATINAL DU CIELT-NIZZA. 1997, pág. 228.

[45] Evangelio de San Lucas,  3, 1.

[46] L’ Avenire del 7. VII. 1996.

[47] Pierre Carnac: El Saudrio de Turín. IV. 6. Ed. Lidium. Buenos Aires. 1984.

[48] Daniel Raffard: Le secret du Saint Suaire, 3ª, I, 4. Ed. Chiré.

[49] Nello Bolossino: Revista SINDON de diciembre 1996, pág. 39.

[50] María Grazia Siliato: La Sábana Santa. X. 5. Ed. P.P.C. Madrid. 1998

[51] Francisco Ansón. La Sábana Santa. II. Ed. Palabra. Madrid. 2000

[52] María Grazia Siliato : El Hombre de la Sábana Santa. Pág. 62. Ed. BAC. Madrid. 1987.

[53] INTERNET. www.aciprensa.com/sudario.htm

[54] Bruno Barbieri: La Sindone, studio, scienza. Ed. Centrostampa. Torino. 1986.

[55] Manuela Corsini: Historia del Sudario de Cristo, XVI, Ed. Railp, Madrid. 1988

[56] Luis Ortiz Muñoz: Cristo, su proceso y su muerte, tomo 2º, pág. 433. Ed. Fomento. Mad.

[57] La Sindone, questo mistero, III, 6

[58] Daniel Faffard: Le secret du Saint Suaire, 3ª, II, 4. Ed. Chiré. Francia.

[59] Petrosillo-Marinelli: El escándalo de una medida, 3ª, IV, 6. Ed. Marcomba. Barcelona. 1991.

[60] Luis Ortiz Muñoz: Cristo, su proceso y su muerte, tomo 2º, pág. 447. Ed. Fomento. Madrid.

[61] José Javier domínguez: La Síndone de Turín, III, 6. C. E. S. Valencia. 1998.

[62] Daniel Raffard: Le secret du Saint Suaire, 3ª, III, 3. Ed. Chiré.

[63] María Grazia Siliato : El Hombre de la Sábana Santa. V. Ed. BAC. Madrid. 1987.

[64] Dr. Baima Bollone: revista SINDON, VI-1944, pág. 42.

[65] José Javier Domínguez: La Síndone de Turín, III, 6. C.E.S. Valencia. 1998

[66] Petrosillo-Marinelli: El escándalo de una medida, 3ª, IV, 7. Ed. Marcombo. Barcelona. 1991

[67] María Grazia Siliato : El Hombre de la Sábana Santa. VII. Ed. BAC. Madrid. 1987.

[68] Petrosillo-Marinelli: El escándalo de una medida, 3ª, III, 4. Ed. Marcombo. Barcelona. 1991