68,17. Con frecuencia se oyen hoy ideas sobre sexualidad tendenciosas y corruptoras que pretenden «mentalizar» a la gente para llevarlas al libertinaje sexual que es el negocio de los pornócratas. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, define la pornografía como la «comercialización del sexo».

 

No decimos que el sexo sea pecado, si se usa correctamente; lo que no es lícito es ese consumo de sexo que han montado los pornócratas, para hacer su negocio, con revistas, libros y películas en las que se hace del sexo un vicio.

A fuerza de verlo en el cine muchos jóvenes juegan a hacer el amor, como los niños juegan a los indios. Pero la sexualidad es una cosa muy seria; no es para jugar.

 

Al goce desordenado del placer sexual se llama lujuria.

«Proclamar la absoluta libertad sexual puede parecer progresista pero de hecho se opone a los resultados de la mejor investigación contemporánea. Y el que se enfrenta a la investigación no es realista, es un iluso que pretende tal vez seducir, pero no convencer»[1] , ¡y menos ayudar!

 

Dice San Agustín: «Ama y haz lo que quieras». Algunos han sacado de aquí su libertad sexual, como si lo que se hace por amor no fuera nunca pecado. «Pero lo que San Agustín quería decir es que el que ama verdaderamente hará el bien sin tener que consultar la ley»[2] .

 

Los medios de comunicación presentan con frecuencia comportamientos sexuales como «normales» en el sentido de «no patológicos»; pero esto no significa que sean morales, conforme a los principios de la Iglesia.

 

Hoy se prodiga hacer el coito a nivel de camaradería. Se habla mucho de «hacer el amor», pero esta frase es falsa; el amor no se «hace», se da. Las cosas se hacen. El amor se tiene.

El amor brota de la mutua estima entre dos personas.

Por eso «estamos asistiendo a una verdadera crisis del amor».

Es notable el fracaso de las comunas de sexo libre .

Por querer disfrutar de la vida, lo que se hace es incapacitarse para el amor, que es la única felicidad de la vida.

Las prostitutas, que viven del sexo sin amor, son un claro ejemplo de que sin amor no es posible la felicidad. Se las llama Esclavas del siglo XX, La esclavitud de la mujer. Son títulos de libros que tratan de la prostitución.

Las prostitutas usan del sexo a tope. Alguna recibe treinta hombres en una noche[3] . Pero eso no las hace felices.

Una ninfomaníaca escribe: «Con todos los hombres que he conocido me he prestado a acostarme con ellos. Tengo una aventura tras otra. Ésta es la historia de mi vida, y la odio con toda mi alma»[4] .

Reducir el amor a sensaciones placenteras es degradarlo. El amor tiene una vertiente espiritual que es superior a todas las técnicas de manipulación de los órganos. El amor es una fuente de ternura, mientras que el cuerpo lo más que da es el estremecimiento de un orgasmo.

Encuestas realizadas por un médico demuestran que muchos jóvenes hacen el coito para poder demostrar su masculinidad; y ellas, porque lo hacen otras. Es decir, que hoy muchos se avergüenzan de su pureza y alardean de su libertinaje sexual.

Incluso hay quienes llaman civilizada y madura a la persona que rompe moldes morales, para vivir según le apetece. Me parece una falsedad.

Es mucho más civilizada y madura la persona que tiene dominio propio, y sabe mantener su comportamiento dentro de una rectitud moral.

Llamar represión atávica a la rectitud moral es querer poner una etiqueta peyorativa a valores que no se quieren reconocer.

Pero las joyas que valen, no pierden valor porque haya personas que no saben apreciarlas.

«La madurez se muestra plenamente cuando no elegimos aquello que satisface nuestras apetencias del momento, sino que permite conseguir el ideal que hemos asumido como meta de nuestra vida»[5] .

«Vivimos una sociedad erotizada. El sexo se ha convertido en un bien de consumo. Se vive el sexo sin amor. El resultado es un hastío que desemboca en un especial vacío interior»[6] .

Oswald Spengler acusa a los jóvenes que «hacen del erotismo un deporte»[7] 

 

«La sociedad necesita la erradicación de vicios y la siembra de virtudes. Pero parece que no es así. La sexualidad desbordada es insaciable: cada vez quiere más, cada vez quiere experimentar cosas nuevas, hasta llegar a las aberraciones más indignantes, como podemos ver por las noticias diarias de delitos de prostitución de menores, de crímenes sádicos, de bestialidades de abusos y lesiones masoquistas, etc.

»La oleada de pornografía está convirtiendo a muchos en auténticos maníacos sexuales, ávidos de toda clase de anormalidades y perversiones sexuales.

»Afirman los sexólogos que la sexualidad sin amor llena el alma de vacío.

»A veces se busca el placer en la agresividad y en las violaciones; pues la degradación que produce el abuso lleva a la impotencia y frigidez sexual»[8] 

 

El ambiente erotizado que nos ha tocado vivir, hace suponer que el ejercicio del sexo es la mayor felicidad del mundo, y después resulta que no es así; pues las sensaciones de tipo físico carnal dan menos que la felicidad espiritual.

Dicen los sexólogos: «La actividad sexual no es lo más importante en la vida»[9] Por mucho sexo que viva una mujer, cuando encuentra a otra que vive el amor, siente una enorme envidia, pues echa de menos lo que el sexo solo no puede darle.

«Ha sido V.Frankl el que ha venido a explicar, contra lo que decía su maestro Freud, que la dimensión más importante del hombre no es el sexo, sino el sentido religioso, transcendente, la posibilidad de poseer un sentido último que dé razón de todo lo que hacemos. Cuando el hombre carece de este sentido que le hace capaz de vencer el dolor y de superar la muerte, enferma. Y es así como la enfermedad típica de nuestro tiempo es la angustia. Angustia que surge de la pérdida del sentido transcendente. Y es profundo lo que afirma V. Frankl de la felicidad: “La felicidad no se puede buscar nunca directamente, sólo puede venir como consecuencia de haber dado lo mejor de nosotros mismos a una causa noble, capaz de superar la limitación, el desánimo y la muerte, a una causa transcendente”».

«Freud peca de reduccionismo y de simplismo al entender al hombre exclusivamente desde el sexo. En el hombre hay instintos aún más fuertes que el sexual, como es el de la conservación del individuo, por no citar la capacidad de sacrificio que ha llevado a muchos a entregar la propia vida en aras de ideales diversos. Además, la necesidad de belleza, de bondad, de justicia, y de verdad que hay en el hombre no se justifica por el sexo»[10] .

 

Éste es el problema del hombre de hoy, que vive más que nunca sin raíces, sin valores que le lleven más allá de sí mismo.

Es cierto que toda acción humana tiene que tener la prerrogativa de la libertad, pero el hombre de hoy ha hecho de la libertad, que es un instrumento, un fin de sí misma; y, de este modo, está ya experimentando algo sabido desde siempre: que la libertad no libera, libera la verdad[11].

 

Hay quienes en nombre de la libertad quieren desasirse de toda clase de trabas. Para ellos es aleccionadora la inscripción debajo de un dibujo en la Abadía de Pannonhalma donde representa un barril de vino sin anillos de hierro, y el vino saliendo por las rendijas. El letrero ponía: «Se perdió por la libertad»[12] .

«La prensa nacional y extranjera viene haciéndose eco últimamente de la atmósfera de erotismo y del ambiente sexualizado que nos está obligando a respirar la moderna civilización, que presume de haber enterrado mitos, y que prometía librar al hombre de las neurosis y obsesiones de ciertas represiones ciegas y voluntaristas, que querían hacer del hombre un ser angélico.

»Pero en vez de liberar al hombre, su fragilidad ha quedado sometida al asedio omnipresente de cuanto dice relación con el sexo y se le está dejando indefenso en la lucha por integrar el instinto sexual y ponerlo al servicio de la vida y del auténtico amor. La iniciación sexual que necesitan nuestros jóvenes nada tiene que ver con la enciclopédica ilustración de todos los abusos y perversiones sexuales, con la ola de erotismo, con las escenas íntimas de alcoba, ni con los supermercados del amor»[13] .

«Bajo el hipócrita lema de la “liberación de tabúes” se está produciendo, a escala mundial, una desconcertante exaltación del nudismo, del naturalismo y de la obscenidad que lo invade todo, originando una escandalosa quiebra de la moralidad pública y privada.

»Vamos, si no se pone remedio a tiempo, hacia un pansexualismo degradante de la naturaleza humana.

»Y lo peor es que apenas si hay reacción social contra la agresiones morales que por doquier se dan contra la limpieza de costumbres, como si una general abdicación del sentido natural y cristiano de lo lícito prevaleciera incluso entre personas e instituciones que deberían velar activamente por la moral pública.

»La pasividad ante la progresión de iniciativas eróticas y pornográficas acusa una general dimisión de derechos y deberes frente a un estado de cosas cada vez más deprimente»[14] .

De todo esto resultan casos como.el de aquella muchacha que se quedó embarazada, y no podía saber quién era el padre de la criatura porque aquel mes se había entregado a tres muchachos distintos. Triste situación, pero lógica consecuencia para  una muchacha que no tenía «escrúpulos anticuados» y no se negaba nada de lo que le apetecía.

Estas cosas pasan cuando no se respeta la moral.

O aquel otro caso de un jovenzuelo que fue a estrenar su vida sexual con una «señora», y después se enteró que era la madre de su mejor amigo.

O aquel caso en que dos enamorados descubren que no pueden casarse porque resulta que, sin saberlo, son hermanos: el padre de él se acostó con la madre de ella.

O la de aquel muchacho que se acostaba con todas sus amigas, y el día que se enamoró de verdad recibió un enorme mazazo moral, que le dejó destrozado, al enterarse que su padre se había acostado antes con la muchacha que él amaba.

O aquel otro caso de una mujer que sedujo al novio de su hija, y al encontrarlos ésta a los dos en la cama se fue de su casa para siempre. La madre perdió para siempre a su hija y al galán.

 

Esto es lo que ocurre cuando el libertinaje sexual se salta las barreras de la moral católica. Si Dios manda castidad a la juventud y fidelidad a los matrimonios, no es por el gusto de molestarnos, sino porque eso es necesario para la felicidad del hogar. ¿Cómo un hombre va a ir con ilusión al matrimonio sabiendo que la que va a ser su esposa ha pertenecido antes totalmente a cuantos lo han deseado? Es lógico que esos matrimonios acaben en divorcio. ¿Cómo va un hombre a amar a sus hijos, si no puede saber si esos hijos son suyos o de cualquiera de los que han «estado» con su mujer? Ni amor de esposa, ni amor de hijos.

Es que en una sociedad en que la juventud no es casta y el matrimonio no guarda fidelidad, se ha matado el amor del hogar que es la suprema de las felicidades naturales que Dios ha puesto en esta vida

La libertad sexual de la juventud está atrofiando su sexualidad.

Tanta sexualidad está disminuyendo la capacidad de respuesta sexual y el impulso sexual cada vez necesita mayores estímulos por aumentar cada vez más la impotencia. Así lo afirma el Dr. López Ibor[15].

Por eso cada vez son más los jóvenes que acuden al médico con problemas de impotencia sexual, como se dijo en una entrevista en Radio Nacional de España[16]. .

Y es que Dios ha hecho la sexualidad para que esté al servicio del amor en el matrimonio. Pero quienes hacen de la sexualidad un vicio, es lógico que la destrocen.

En la revista de medicina JANO, se afirma que muchas disfunciones sexuales e impotencias masculinas se deben a experiencias sexuales precoces y premaritales[17] .

 

«Algunos reducen el amor a la “mecánica” de la genitalidad. Es una aberración. La satisfacción fisiológica de unos órganos nada tiene que ver con el amor, que es de la persona entera, incluyendo el alma espiritual. La trivialización de la sexualidad en la juventud está dando orígenes a muchos matrimonios jóvenes ya hastiados de genitalidad, precisamente cuando lo lógico es que estuvieran viviendo la cumbre de su ilusión amorosa.

»El libertinaje sexual de la juventud está dando origen a un aumento de la impotencia y de la frigidez.

»Hay “maestros”  de sexología que cifran todo el éxito de la pareja en que el sexo “funcione” bien. Tienen una visión de la pareja unidimensional. Lo reducen todo  a lo meramente biológico-zoológico. El hombre es mucho más que un animal. El hombre puede amar, puede comunicar ideas e ideales, puede sentir una armonía espiritual; y todo esto le lleva a una plenitud gratificante.

»La felicidad humana es mucho más que un mero placer sensitivo. Entender la sexualidad sin amor, sólo como un “instinto básico” es animalizar al hombre.

»El libertinaje sexual con el que muchos han querido superar lo que ellos llaman tabúes y represiones arcaicas, sólo ha conseguido animalizar la sexualidad humana, separándola del amor y por lo tanto, privándola de la felicidad.

»Afirman los sexólogos que la sexualidad sin amor llena el alma de vacío, y a veces necesita el placer de la agresividad (violaciones), unida a las más diversas formas de impotencia y frigidez sexuales.

Por eso, hoy, muchos sexólogos modernos opinan que hay que volver al restablecimiento de los llamados “tabúes sexuales”»[18] .

 

El hombre debe hacer de la sexualidad un lenguaje de amor. La sexualidad sin amor es propia de los animales.

 

Hoy hay quienes se ríen de las cautelas de la moral sexual y presumen de ser muy «modernos» defendiendo más libertad sexual.

Las consecuencias ya están asustando a las personas conscientes.

El libertinaje sexual tiene consecuencias lamentables, como son las violaciones y las madres adolescentes.

En 1983 en Nueva York, uno de cada tres nacimientos fue extramatrimonial.

En Estados Unidos quedan embarazadas al año más de un millón de «quinceañeras»[19] .

John Hamilton considerado como uno de los sociólogos más acreditados de Estados Unidos, en un estudio sobre los problemas sexuales de la juventud, dice que en 1976 quedaron embarazadas 750.000 muchachas menores de 17 años. La mayoría no sabía quién era el padre de la criatura. Muy pocas se casan después. Los matrimonios entre adolescentes casi siempre fracasan[20].

Éste es el resultado de la liberación sexual y el olvido de las normas morales de la Iglesia. El sexo es una cosa muy seria. No es para jugar. Tanto embarazo irresponsable es para pensar. Traer hijos al mundo no puede ser el resultado de un juego. Tomar «precauciones» no basta. La prueba está en tanto embarazo no deseado. La única solución es la moral de la Iglesia.

 

«La persona tiene derecho a recibir una información y una educación que respeten las dimensiones morales y espirituales de la vida humana»[21] .

 

Hoy está de moda la filosofía del placer sin riesgo: sin riesgo de SIDA, sin riesgo de embarazo. Esto, además de rebajar el sexo, que no es sólo para el placer, es causa de muchísimos fracasos: como enfermos de SIDA que usaron preservativos, y embarazos no deseados, a pesar de usar anticonceptivos.

Las autoridades de Puerto Rico están alarmadas y buscan solución al número de madres adolescentes. Según las estadísticas suministradas por el Departamento de Salud, en 1986 hubo mil madres de doce a quince años, en un población de tres millones de habitantes[22] .

En España quedan embarazadas 20.000 adolescentes al año[23]..

En España es cada vez mayor el número de adolescentes embarazadas. Así se afirmó en el XIX Congreso Nacional de la Asociación Española de Ginecología. En los últimos diez años, en España, ha aumentado en el 500% el número de adolescentes solteras embarazadas[24] .

Últimamente crece en España el número de adolescentes afectados por enfermedades venéreas de transmisión sexual[25] . Hoy en España se han duplicado las enfermedades de transmisión sexual[26] . Últimamente empieza a preocupar un cáncer de transmisión sexual llamado HPV por sus siglas en inglés[27] .

Esta degradación sexual de la juventud española es debida a la campaña llevada a cabo por el gobierno socialista fomentando el libertinaje sexual para pervertir a la juventud y apartarla de la Iglesia.

«La forma de tratar el problema sexual en los medios de comunicación estatal y en ciertos escritos publicados por la Administración Socialista indica que no se intenta sólo informar sobre sexualidad, sino incitar a la práctica de relaciones eróticas»[28] .

«En folletos sobre información sexual publicados por ciertas Autonomías, e incluso por el Ministerio socialista de Sanidad, se orienta a los niños y jóvenes al ejercicio de una sexualidad que tiene por fin obtener un goce sensible. Y esto se presenta como una liberación frente a generaciones anteriores reprimidas por normas morales. De estos folletos son estas frases: “no hay nada que sea anormal, si os gusta”, ”tienes derecho a disfrutar de tu cuerpo”, “aceptar que te atraen las personas de tu mismo sexo no es delito, es un derecho de cada uno”. Cuesta trabajo pensar que esto lo hagan personas que son responsables del gobierno de un pueblo»[29] .

El célebre psico-pedagogo Dr. Bernabé Tierno, comentando la publicación del Ministerio de Asuntos Sociales socialista sobre información sexual, dice lo siguiente:

 «Tras una detenida lectura del texto, la primera impresión es que lo que aparentemente se presenta como información, más bien parece una clara incitación. Por eso mi crítica va dirigida fundamentalmente a la superficialidad con que se explican una serie de técnicas y métodos que impiden las consecuencias no deseadas de unas relaciones sexuales a las que , de manera demasiado “alegre”, se alienta a los jóvenes más o menos directamente. La facilidad, tranquilidad y desparpajo con que se pretende ayudar a los adolescentes al exponer las distintas advertencias, métodos y técnicas, constituye un arma de doble filo: el conocimiento y uso de las mismas se convertirá en un incentivo más para que las relaciones sexuales sigan incrementándose y, con ello, el número de madres adolescentes. Mi larga experiencia educativa me dice que de poco o nada sirven las técnicas extrínsecas si falta la motivación interna del individuo. (...). Mientras el placer sea el valor predominante en la sociedad y el valor subyacente en toda esta campaña informativa cuyo mensaje es “disfrutar del sexo” evitando sus peligros, creo que no podemos quejarnos de que aumenten las consecuencias negativas al incrementarse la actividad sexual de los adolescentes. (...). Los impulsos sexuales no se gobiernan con técnicas sino con la decisión de la voluntad. Así pues, toda esta avalancha informativa no va a servir de nada si no va acompañada de una formación interior, de unos valores morales, de un entrenamiento de la voluntad para que el individuo sepa dar a su sexualidad el horizonte moral que le corresponde. (...). Aquí, más que en ninguna otra área de la personalidad, es imprescindible que no separemos el aspecto informativo de la dimensión educativa. Sin este complemento educativo de la sexualidad, como valor humano que debe ponerse al servicio de valores más altos, carece de significado toda información que pretendamos dar al adolescente. Dejo en el aire una pregunta a los organizadores de esta campaña: ¿dónde está la dimensión educativa de la misma? Yo no la he encontrado por ningún sitio»[30] 

 

Uno de los psiquiatras contemporáneos más célebres, Víctor Frankl, ha dicho: «Con el sexo, como con la moneda, después de la inflación viene la devaluación». «Después de la sexolatría viene el hastío y las desviaciones sexuales.

»Con el sexo no se juega.

»Este juego puede resultar catastrófico, porque el sexo puede llegar a ser incontrolable.

»Puede convertirse en un gran tirano acosando al individuo y emponzoñando todas sus relaciones humanas»[31] .

El erotismo desenfrenado es signo de civilización decadente[32] .

«Las relaciones prematrimoniales son perturbadoras y no aconsejables. (...). Cuando se dan cuenta de que el amor erótico da poco de sí, este descubrimiento provocará en ambos, primero desilusión y apatía, después aburrimiento y , tal vez, al final, ruptura. Dirán -como es frecuente hoy día- que el amor se terminó y que hay que buscar nuevos horizontes. Lo grave es que no se percatan de que el amor no existió nunca. Fue suplantado por el mero erotismo. (...). Tendrán momentos de euforia, que pasan como una llamarada que quema pero no construye, sólo deja algunas cenizas tras de sí. (...). El amor no es como el hambre, que basta comer para saciarla. (...). La relación sexual, en cambio, no satisface la necesidad de crear  una relación amorosa auténtica. Es insuficiente»[33] .

«Si queremos que la juventud ordene su conducta sexual, es necesario crear un ambiente socio-cultural que haga esto posible. Una sociedad de índole permisiva que erotiza el ambiente hasta provocar una especie de fijación casi obsesiva sobre lo sexual, no puede luego sostener, sin incurrir en una contradicción manifiesta, una norma de castidad prematrimonial»[34] .

«Se van difundiendo cada vez más entre los adolescentes y jóvenes ciertas manifestaciones de tipo sexual que, de suyo, disponen a la relación completa. Estas manifestaciones genitales son un desorden moral porque se dan fuera de un contexto matrimonial»[35] .

 

En una sociedad en la que la juventud no es casta, y el matrimonio no guarda la fidelidad, se ha matado el amor del hogar que es la suprema de las felicidades naturales que Dios ha puesto en esta vida.

El hombre es algo más que un animal. A los animales les basta el instinto sexual, pero el hombre necesita además amor.

Para saciar el instinto, basta cualquiera. Por eso el perro va indistintamente con todas las perras del barrio.

Pero el amor exige exclusividad. De ahí el tormento de los celos que no pueden permitir la intromisión de un tercero. «No hay amor sin celos» dice Proust.

Y Lourdes Ortiz: «El que diga que ama y no es celoso, miente. (...) El amor y los celos son dos caras de la misma moneda. No hay amor sin celos. (...) El enamorado es celoso por naturaleza. Lo que es imperdonable y enfermizo es convertir los celos en tortura para el que se dice amar. El celoso pasa entonces a ser verdugo. Y el amado, una víctima»[36] .

El doctor en Psicología, Alfonso María Ruiz-Mateos, C.SS.R., en una conferencia que pronunció en Cádiz el 20 de diciembre de 1979, dijo: «Los celos no siempre son patológicos. Son sencillamente prueba de amor».

Donde hay amor hay celos. La ausencia de celos se debe a una total confianza en la otra persona, o a una total indiferencia por no amar a la otra persona.

Dice el psiquiatra Paulino Castells: «Quien dice que no le importa con quién esté el otro es que no ama. La fidelidad es la base del amor»[37] .

Aunque los celos excesivos son contraproducentes, pues pueden provocar aquello que temen; porque el amor se gana, no se impone a la fuerza. Y la fidelidad es una exigencia del que ama, no del amado. Sin embargo, los celos demuestran que el que ama necesita poseer al amado en exclusividad.

Esta misma exclusividad del amor, hace que la persona amada sea insustituible. A una madre no se la consuela sustituyendo su hijo muerto por otro «doble» perfecto .

Incluso el «chulo» que explota a una prostituta y no le importa que ella se acueste con todos por dinero, no tolera que lo haga con otro por amor.

El enamorado quiere el amor de la otra persona en exclusiva, y para siempre. Quien cambia fácilmente de amor, lo que tiene son caprichos sentimentales y sexuales, pero no amor.

Como quien se encapricha con un juguete y luego lo deja por otro.

El amor es otra cosa. El auténtico amor quiere ser eterno: «te querré siempre», «te querré hasta la muerte».

 

«Muchas esposas piensan, estúpidamente, que si consiguen de vez en cuando provocar los celos de su marido serán más capaces de conservar su amor. Pero los celos producen sospechas y rompen la confianza. (...) El amor es confiado»[38] .

 

«No hay que confundir los celos obsesivos con una fundada sospecha. En el primer caso conviene ir al médico. En el segundo aclarar lo que da fundamento a los celos.

»En el extremo opuesto a los celos está una bobalicona permisividad en coqueteos con tercera persona. Esto puede terminar muy mal.

»Si uno de los dos se deja invadir por la ilusión de estar con una tercera persona, de verla, de hablar con ella, apeteciendo continuamente su presencia, est es una grieta que puede romper un matrimonio»[39] .

 

 

68,18. Para examinar tu amor en orden a tu futuro matrimonio puede ayudarte el siguiente cuestionario:

 

1) ¿Crees que nunca y por nadie podrás sentir un amor más grande que el que ahora sientes?

 

2) ¿Crees que la firmeza del amor que ahora sientes no disminuirá con el tiempo según vayas conociendo más a la persona amada, sino que, por el contrario, aumentará cada vez más según le vayas conociendo mejor?

 

3) ¿Te ilusiona hacer feliz a la persona que amas, o vas al matrimonio buscando sólo tu propia felicidad?

 

4) ¿Crees que aunque esa persona sufra un accidente o enfermedad que la dejara afeada o lisiada, la seguirías amando como ahora?

 

5) ¿Te sientes con fuerza para renunciar a tus gustos para hacerla feliz?

 

6) Aunque la belleza no es necesaria para el amor, ¿encuentras en la persona que amas algún «encanto» que te llena de ilusión?

 

7) Aunque la sexualidad no sea el factor más importante en el matrimonio, ¿sientes atractivo por las manifestaciones de amor de esta persona concreta (aunque comprendas que antes del matrimonio tienes que dominarte), o lo que sientes por esta persona es verdadera repugnancia?

 

8) ¿Tenéis centros de interés común, o vuestros gustos son diametralmente opuestos y os aburrís mutuamente con las cosas que interesan al otro?

 

9) ¿Sospechas que después de casados necesitaréis de la presencia de otros amigos para no aburriros, o esperas que no necesitaréis a nadie para encontraros plenamente a gusto?

 

10) ¿Tienes confianza para decirle lo que te molesta, y esperanza de que corregirá para complacerte?

 

11.- ¿Tienes la paciencia suficiente para sobrellevar los posibles defectos de tu futuro cónyuge?

 

12) ¿Puedes prever que el matrimonio con esta persona te va a proporcionar obstáculos a tu labor profesional, o de afición, que tanto te entusiasma?

 

13) ¿Puedes confiar que el matrimonio con esta persona no va a ser obstáculo para que vivas en gracia de Dios, que es la suprema de las aspiraciones que debes tener?

 

La rotundidad de tus respuestas a estas doce preguntas te puede orientar cómo será tu amor en el matrimonio con esa persona.

 

Examina ahora las preguntas siguientes que te orientarán sobre las probabilidades del éxito en tu matrimonio con esa persona.

¿Crees que si el matrimonio pasa por una tribulación (pobreza, enfermedad, etc.) esta persona te ayudará a llevarla con resignación cristiana?

¿Encuentras en esa persona virtudes y cualidades que te producen admiración y te animan a ser mejor?

¿Tiene enfermedades o vicios que te van a convertir en perpetua enfermera/o?

 ¿Bebe mucho?

¿Domina su genio?

¿Tiene espíritu de trabajo?

¿Te gusta su educación?

¿Es de tu nivel religioso?

¿Armonizáis en ideas, costumbres y gustos?

¿Tiene modales o expresiones que atacan tus nervios?

¿Simpatizas con su familia?

¿Simpatizan ellos contigo?

Cuando tienes una dificultad, ¿te apetece comunicársela o prefieres ocultársela?

¿Toleras sus faltas?

¿Las reconoce y muestra voluntad de corregirlas?

¿Acepta sus equivocaciones, o se empeña en salir siempre con la suya?

¿Está siempre al acecho de cualquier descuido tuyo para echártelo en cara?

 ¿Comprende los males del prójimo, o siempre saca a relucir los suyos propios?

 

Un muchacho escribió lo siguiente:

«Muchacha, óyeme.

No te conozco. Pero te conocen otros como yo.

Queremos que conozcas nuestra opinión.

Las chicas tenéis un enorme poder de arrastre.

Y esta influencia es independiente de vuestra voluntad.

Y puede ser para bien o para mal.

es un problema muy serio.

Muchas cosas que para vosotras no tienen importancia, nos hacen impacto.

Vuestra psicología es muy distinta de la nuestra.

Si tú quieres, yo te miraré con ojos limpios.

Dios te ha hecho lo más bello de la humanidad.

Tu belleza irradia atractivo.

Me gustas elegante, pero modesta.

Me gustas simpática, pero recatada.

Me gustas moderna, pero femenina.

Me gustas pura, y que se note.

Me gusta estar contigo, pero para ser mejor.

Tú puedes ayudarme.

¡Ayúdame!

 

Leí en una revista, de una encuesta juvenil:

«Los chicos nos gustan así:

Educado, y no grosero.

Simpático, pero no atrevido.

Caballero, y no golfo.

Elegante, pero no extravagante.

Varonil, y no feminoide.

Trabajador, y no gandul.

Pero, sobre todo, muy cristiano.

 

Las chicas nos gustan así:

Elegante, pero decente.

Presumidilla, pero no provocativa.

Moderna, pero no libre.

Dulce, pero no acaramelada.

Femenina y delicada, no facilona.

¡Por favor, no me desilusiones!

Te necesito para ser mejor»

 

En una encuesta realizada entre un centenar de chicas, las cualidades de «ellos» más repetidas por las chicas eran: educado, atento, caballero, delicado, con personalidad, muy hombre, que la proteja y la domine, que no sea un pelele;   pero que tampoco sea grosero y despótico. Y sobre todo que sea un buen cristiano.

 

Un grupo de jóvenes granadinos ha constituido el primer Club de Castidad del continente europeo.

Es similar a otros muchos que ya existen en Estados Unidos.

Los miembros de este club se comprometen a vivir en castidad, a no tener relaciones sexuales hasta el matrimonio, y a guardar fidelidad una vez casados.

En palabras del presidente del club, Marcos Gutiérrez, «la castidad es el mejor remedio contra la trasmisión de enfermedades como el SIDA».

Pero las intenciones de la asociación, que ya se ha extendido por Cádiz, Sevilla, Madrid y Barcelona, van más lejos: «Se trata de crear una alternativa a la ideología que fomenta la promiscuidad, la banalización del sexo, y la difusión del preservativo»[40] .

 

 

68,19. Y por supuesto, que la persona con la que te cases que sea católica.

Los matrimonios mixtos son desaconsejables[41] .

«La Iglesia Católica desaprueba los matrimonios llamados mixtos, por cuanto en infinidad de casos conducen a la tibieza y hasta a la pérdida de la fe en la parte católica y en los hijos»[42] .

 

Se llaman matrimonios mixtos aquellos en que los dos son de distinta religión (de persona católica con otra no católica).

El ideal es que los dos sean de la misma religión.

Que el católico se case con católico, el protestante con protestante, y el mahometano con mahometano, etc.

La discrepancia en una cosa tan seria como son las ideas religiosas, puede ocasionar conflictos muy graves de orden práctico.

Además, los hijos son los más perjudicados, pues, al darse cuenta de que sus padres no están de acuerdo en la fe, es fácil que adopten un frío indiferentismo religioso[43] .

 

Según un estudio llevado a cabo por A. H. Clemence sobre 13.500 familias y publicado en su obra Mariage and the family, los matrimonios mixtos fracasan el doble que los matrimonios en los que los dos cónyuges tienen los mismos ideales religiosos.

Llega a afirmar que «la religión es uno de los factores que desempeñan un papel más decisivo en la felicidad matrimonial» [44] .

 

El Papa Pablo VI, dijo el 31 de mayo de 1970 sobre los matrimonios mixtos:

«En realidad, son muchas las dificultades inherentes a un matrimonio mixto. Por eso, la Iglesia, consciente de su responsabilidad, desaconseja el contraer matrimonios mixtos».

Y más adelante, advierte que todo católico que desee contraer matrimonio mixto debe pedir permiso a su Obispo.

«Para obtener del Obispo la dispensa del impedimento, la parte católica debe declararse dispuesta a alejar de sí el peligro de perder la fe.

»Además tiene la obligación grave de formular la promesa sincera de que hará todo lo posible para que toda la prole sea bautizada y educada en la Iglesia Católica.

»De estas promesas, a las que está obligada la parte católica, deberá ser informada, a su debido tiempo, la parte no católica»[45] .

 

Los Testigos de Jehová se negarán a comprometerse a educar a los hijos en la religión católica, pues ésta es su norma.

Por eso no parece posible que sea lícito el matrimonio de un católico con un Testigo de Jehová[46] .

El Islam prohíbe que una mujer musulmana se case con un hombre no musulmán[47] .

 

Los obispos italianos desaconsejan a las católicas se se casen con musulmanes por los graves problemas a los que se verán sometidas[48] .

 

En el caso de que el matrimonio mixto, con los permisos correspondientes, celebre matrimonio católico con presencia de un pastor no católico, está prohibido que éste realice ninguna ceremonia religiosa; pero sí puede intervenir con una exhortación, e incluso con alguna oración pidiendo a Dios por los nuevos cónyuges[49] .

 

 

68,20. Los novios deben tratarse íntimamente.

 Pero en este trato íntimo y con confianza no han de permitirse ciertas «confianzas» ni «intimidades».

Es más, deben ser muy discretos en permitirse ciertas manifestaciones amorosas, si no quieren manchar sus relaciones de pecados. No puedes permitirle a tu cariño muchas cosas que él te pide con fuerza.

 

Es necesario que aprendas a llevar tu noviazgo con la austeridad que exige el Evangelio. Es muy importante que te propongas firmemente llevar tu noviazgo en gracia de Dios. Eso será atesorar bendiciones del cielo para el matrimonio.

En cambio, si siembras de pecados el camino del matrimonio, ¿puedes esperar con confianza que Dios os bendiga después?

«En los muchísimos casos de matrimonios desgraciados, con graves problemas, he tenido la curiosidad de preguntar cómo les fue en el noviazgo. Hasta ahora ni un solo caso ha desmentido esta ley inexorable: fueron noviazgos con grandes descuidos morales y con enormes lagunas en su preparación»[50] .

 

Que tus relaciones sean cariñosas, pero castas. Que tus manifestaciones de cariño sean limpias. Todas las condescendencias que tengáis en el noviazgo con la pasión impura, han de redundar, tarde o temprano, en perjuicio de vuestra verdadera y perdurable felicidad. Cuando unos novios viven un amor sucio, después les amarga.

En cambio, unos novios que han luchado por vencerse y mantener unas relaciones puras, tienen una ilusión, una felicidad y un amor muchísimo mayores. La experiencia de la vida confirma esto continuamente.

«Todos los esfuerzos que hayan realizado -solos o en común- para respetar las exigencias de la castidad antes del matrimonio, les ayudarán poderosamente a respetar más tarde todas las exigencias de la castidad en el matrimonio. Se cosecha lo que se sembró. Todo esfuerzo en este punto tendrá un día su recompensa»[51] .

«He visto a menudo novios que estaban muy a gusto el uno junto al otro, se abrazaban largamente y a cada instante..., y en el momento de su matrimonio estaban ya cansados. Nosotros nos acariciamos de vez en cuando, y muchas veces nos cogemos simplemente de la mano. Tal vez alguien nos crea tontos, pero yo creo que así somos más felices. Todo es fresco entre nosotros. Nada está enmohecido. Nuestra posibilidad de felicidad no está embotada, ni lo estará jamás... Estoy seguro que el respeto es el guardián de la felicidad de los esposos. Los hogares duran en proporción inversa a las concesiones pasionales que los precedieron. Cualquier cosa que se usa sin medida y sin control acaba hartando»[52] 

 

En el noviazgo todo se ve con luz alegre y radiante, y es necesario saber que el Sol todos los días se pone tras las montañas. La vida del matrimonio no es lo mismo que la del noviazgo, ni el noviazgo puede ser lo mismo que el matrimonio. Por eso debes tener mucha cautela en tus manifestaciones de amor. Los novios todavía no son esposos. Muchas cosas que entre esposos son perfectamente lícitas, entre novios son un pecado o por lo menos un peligro de pecar. Las manifestaciones de cariño deben evitar una excitación sexual. La excitación tiende a la satisfacción completa.

Es muy difícil que los novios que no son prudentes en sus manifestaciones de amor, permanezcan en el límite de las intimidades lícitas. Una caricia lleva a otra mayor; y es preferible renunciar a la lícita antes que arriesgarse a caer en la que es pecado.

Para que las caricias sean ciertamente inofensivas, conténtate con que sean breves, delicadas y  tan sólo «de los hombros para arriba, bajando sólo por el brazo».

«Se debe amonestar lo más seriamente posible al cristiano acerca del peligro de jugar con la sexualidad»[53] .

Los novios, como todos los demás solteros, pecan gravemente si con sus mutuas caricias se provocan voluntariamente un deleite carnal; o se ponen, voluntariamente y sin necesidad, en peligro próximo de provocarlo. Y en las excitaciones sexuales involuntarias, tienen obligación de resistirlas y no consentir en ellas.

«Es evidente que antes del matrimonio no tendrían que darse ciertas intimidades y confidencias sexuales (caricias íntimas, etc.), dado que por su misma naturaleza conducen a la relación completa»[54] .

El amor es insaciable; siempre pide más. A veces, las barreras morales le cortan el camino, pero él quiere saltar por encima de todo. Por eso hace falta que la razón controle el amor para mantenerle en la línea de la moralidad.

Los novios todavía no están casados. Su amor les lleva al deseo de la entrega total, pero todavía no tienen ese derecho. Sería como dar la absolución sacramental el que todavía no ha sido ordenado de sacerdote.

Dice el célebre moralista Häring: «Un novio no tiene más derecho al cuerpo de su prometida que al que tendría al de cualquier otra mujer. El acto sexual expresa por su misma naturaleza el vínculo irrevocable e indisoluble entre la pareja»[55] .

Dice el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica:

« Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto y un aprendizaje de la fidelidad. Reservarán para el matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad»[56] . Esto se consigue con la ayuda de Jesucristo. Sin la gracia de Dios es imposible. De ahí la necesidad de una vida sacramental durante el noviazgo.

Te recomiendo que estéis siempre en sitios bien visibles. Nada de sitios solitarios y oscuros. La oscuridad y la soledad son peligrosas.

Una de las mejores defensas morales para el comportamiento de los novios son unos ojos ajenos que los estén mirando. El comportamiento de los novios debe ser tal que en todo momento puedan ser observados por sus padres.

«La castidad, aunque a veces es difícil y exigente, es no obstante posible en el noviazgo; pero con ciertas condiciones. Quien quiera conservarla es preciso que pague su precio. Los que no tengan voluntad para hacer los esfuerzos que se necesitan, para echar mano de las fuerzas sobrenaturales mediante la oración y los sacramentos, que no se extrañen de su fracaso y de sus caídas. La experiencia, a Dios gracias, atestigua que muchos novios cristianos han vivido y viven un noviazgo casto»[57] .

Por otra parte, si ella fue para él una «mujer fácil» no será raro que, después de casados, a él le atormenten los celos de que también lo pueda ser para otros. Una mujer así no ofrece garantías de fidelidad matrimonial. Desgraciado el hombre que se casa con una mujer lujuriosa. Tendrá dudas horribles sobre si los hijos de su mujer son de él o son de otro hombre. Conozco casos dramáticos.

Además, esas caídas en el pecado seguro que os dejan asqueados. Os sentiríais mucho más felices si vuestro amor os uniera con Cristo en la comunión, que no en la degradación del pecado. Sé de novios que tuvieron una época de pasión desenfrenada, y que cuando luego orientaron su vida por un camino de rectitud y pureza, me confesaron que este segundo modo de amar les hacía mucho más felices.

Algunos chicos les dicen a las chicas que ellos prefieren a las que ya lo han probado todo. Pero eso es un truco para lograr de ellas más fácilmente lo que quieren sacar, y luego abandonarlas con la misma facilidad, de quien tira un trapo viejo. ¡Es lógico! Un chico sensato no se casa con una chica que el día de mañana puede salirle «rana».

Si no ha respetado su pureza de soltera, ¿qué garantías tiene de que no resultará adúltera después de casada?

Una vez le oí decir a un chico que a él le interesaban dos tipos de chicas: las que sólo sirven para uso sexual, y las que son dignas de amor y matrimonio. Pero, por desgracia, las segundas escasean. Algunas chicas quieren retener a un chico haciendo concesiones ilícitas. Pero cuando no hay amor, esto puede retrasar la ruptura, no la evita.

Y si ruptura ha de llegar, es mejor que ocurra antes de la boda.

A la mujer, ordinariamente, no le interesa el sexo si no va precedido del amor y la ternura. El hombre es más impulsivo y pasional, y puede separar el sexo del amor[58] .

Que el chico tenga momentos en que pierda la cabeza y quiera lo que no debe, es natural. Pero si ella no quieres, no pasará nada. Y en estas ocasiones ella es mucho más serena. Debes por lo tanto imponerte. Y no creas que por eso vas a perderle. Aunque él se enfade, la cosa será pasajera. Si te quiere, volverá a ti.

Y si no vuelve, es que no te quería a ti, sino que quería usar de ti para saciar sus apetitos. Y quien te rebaja de esta manera, es indigno de ti. Ése, más vale que se vaya. Si te casaras con él, no serías la reina, sino la esclava. Y antes de ser esclava, más vale quedarse libre.El quedarse soltera no tiene por qué ser una desgracia; y un matrimonio fracasado, sí lo es. Y de la peor especie. La mujer soltera sólo es desgraciada cuando no sabe llenar su vida con un ideal de servicio al prójimo, que la haga sentirse realizada. La que logra hacerlo puede ser más feliz que una casada.

Oye, además, lo que severamente dice Jesucristo:

Si tu ojo, tu mano o tu pie, son causa de escándalo, es decir, de pecado, arrójalos lejos de ti, porque más te vale entrar con, sólo un ojo, una mano o un pie en el cielo que con los dos ojos, las dos manos o los dos pies, ser arrojada al infierno. Aplícalo a tu caso actual de relaciones: Más vale entrar sin novio en el reino de los cielos, que con novio, ser arrojada al infierno. Sé una novia digna, limpia y pura. No olvides, que tu novio, es únicamente un novio, que puede no llegar a ser tu marido. Ámalo, sí con ilusión y cariño; pero sin mancharte. Cuanto más cristiana y delicada seas en tus relaciones, más feliz serás el día de tu boda, ¡más bella aparecerás ese día ante Dios y ante él...! No transijas. ¡Pura hasta el altar!

Defiende con entereza tu castidad, y haz de tus amores la más bella e ilusionada historia que un día puedas ofrecerles a tus hijos, sin tener nada que ocultarles, ni nada de qué avergonzarte.

Que tus hijas, al contarles tus amores, puedan decirte con orgullo y envidia: «¡Qué hermoso es el amor así! ¡Nosotras también queremos ser unas novias tan buenas y puras como tú...!»

¿Tendrás valor para decirles que sean puras, si tú no lo fuiste. Piensa en tus futuros hijos. Ellos, no es fácil que sepan cómo se desarrollaron las relaciones de sus padres, pero sí que te verán a ti, su madre, con tus defectos y virtudes. Y éstas no se improvisan.

Si fuiste una novia intachable, serás sin duda alguna una madre ejemplar. Piensa en el consuelo inmenso que tendrás, si algún día tu hijo te dice que su mayor ilusión es encontrar una novia que sea como tú eres.

No olvides que el encanto de la mujer, le viene de ser pura, recatada cuando es joven; y de ser madre cuando es mayor.

Las dos cosas se han reunido en María. Ella, Virgen y Madre. Ella, Inmaculada.

Legiones de jóvenes, puestos sus ojos en María, han conservado íntegro el tesoro de su pureza.

Admirable y encantador el ejemplo de Santa María Goretti, que se deja matar antes de perder la castidad.

Y gracias a Dios las «goretis» son muchas.

Recuerda a Josefina Vilaseca y otras muchas en España, menos conocidas pero no menos heroicas.  



[1] ALFONSO LÓPEZ QUINTÁS: El amor humano, XI, 11. EDIBESA. Madrid

[2] RENÉ LAURENTIN: Creo en Dios, IV.  Ed. San Pablo. Madrid. 1996

[3] DIARIO DE CÁDIZ del 22-I-99, pg. 24

[4] EDMUNDO ELBERT: Problemas actuales de psicología, 2ª, XI,  Ed. Sal Terrae. Santander

[5] ALFONSO LÓPEZ QUINTÁS: El amor humano, X, 14. EDIBESA. Madrid.

[6] Dr. ENRIQUE ROJAS: Remedios para el desamor, VII,4.  Ed. Temas de hoy. Madrid. 1991.

[7] JESÚS MARÍA GRANERO, S.I.: Credo, 1º, IV.  Ed. ESCELICER. Cádiz.

[8] E. CABALLERO: Revista Siempre p’alante,363 (1º-IV-1998) 6

[9] Dr. GAUDEFROY: Estudios de sexología, III, 2, B, 2. Ed. Herder. Barcelona

[10] SANTIAGO MARTÍN: ¿Para qué sirve la fe? I, 4.  Ed. Temas de hoy. Madrid. 1995.

[11] JOSÉ ANTONIO SAYÉS,  Diario YA, 24-XI-87, pg. 17

[12] TIHAMER TOTH: Creo en Jesucristo, el Mesías, XXVI,2,  A, b. Ed. Atenas. Madrid.

[13] Revista ECCLESIA, 1434 (29-III-69)4

[14] Revista ECCLESIA, 1506(29-VIII-70)

[15] Dr. LÓPEZ IBOR: Libro de la vida sexual, pg. 156. (Edición reducida)

[16] Dr. MERELO, sexólogo: Protagonistas nosotros en Radio Nacional de España el 8 de mayo de 1978, a las 10,45 de la mañana.

[17] Revista JANO, 308 (26-I-78)28

[18] Dr. JUAN ROF CARBALLO: Sábado Gráfico 941 (14-VI-75) El Dr. Rof Carballo es uno de los principales psiquiatras que hoy tenemos en España

[19] Revista ECCLESIA, 2462(10-II-90)13

[20] DIARIO DE CÁDIZ del 18-Vl-78, pg. 6

[21] Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2344

[22] Diario El DÍA de San Juan de Puerto Rico, 8-II-89, pg. 8

[23] Un mundo para ellos: TVE, 9-XI-82

[24] Diario YA, 4-XII-84, pg. 24

[25] Diario YA, 1-X-87, pg. 20

[26] Diario YA, 7-VI-86, pg. 40

[27] Revista BLANCO Y NEGRO, 20-XI-88, pg. 99

[28] ALFONSO LÓPEZ QUINTÁS: El amor humano, I, 3. EDIBESA. Madrid

[29] ALFONSO LÓPEZ QUINTÁS: El amor humano, I, 4. EDIBESA. Madrid

[30] BERNABÉ TIERNO: Revista FAMILIA CRISTIANA, ( XII-1992 ) 66

[31] Dr. SHEED: Sociedad y sensatez, pg. 104. Ed. Herder. Barcelona

[32] GUZMÁN CARRIQUIRY: Algunas cuestiones de ética sexual,VII, 4. Ed.BAC Popular, nº1. Madrid

[33] ALFONSO LÓPEZ QUINTÁS: El amor humano, XI, 5. EDIBESA. Madrid. 1991

[34] PAOLO SARDI: Algunas cuestiones de la ética sexual, VIII, 2.  Ed. BAC Popular,  nº 1.  Madrid

[35] Sagrada Congregación para la Educación Católica: Pautas de Educación Sexual, nº 96

[36] LOURDES ORTIZ: Revista  MH 10(19-25, JUNIO, 1999) 49

[37] Diario LA RAZÓN, 14-II-2003, pg.31

[38] ANA MOW: El secreto del amor matrimonial, 3ª, XVI.  Ed SAL TERRAE. Santander.

[39] JOSÉ Mª CONTRERAS:Pequeños secretos de la vida en común, II, 24. Ed.Plaaneta+Testimonio

[40] Revista FAMILIA CRISTIANA, 9 (X-94) 10

[41] ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.: Teología Moral para seglares, 2º, 2ª, I, nº 305. Ed. BAC. Madrid

[42] GUILLERMO SCHMIDT: Amor matrimonio y familia, 3ª, I, 2.  Ed. Difusión. Buenos Aires.

[43] SCHNEIDER: Educación católica de la familia, III, 1. Ed. Labor. Barcelona

[44] LUIS RIESGO: Éste es el camino, VII, 1.  Ed. SAN PÍO X. Madrid. 1990.

[45] Nuevo Código de Derecho Canónico, nº 1125

[46] G. HERBERT, S.I.: Los Testigos de Jehová, su historia y su doctrina, VI, 2, d. Ed. PPC. Madrid, 1973. Éste es uno de los mejores libros para refutar con profundidad los errores de los Testigos de Jehová

[47] Revista ECCLESIA, 24-IX-94, pg. 18

[48] ZENIT. Boletín informativo del Vaticano en INTERNET del 2-II-2000: ZS00020206

[49] AUGUSTO SARMIENTO: 39 Cuestiones doctrinales,III,5.  Ed. Palabra. Madrid. 1990.

[50] FRANCISCO DE LA VEGA, S.I.: El amor no se improvisa, II, 1. Ed. Mensajero. Bilbao, 1972.

[51] DANTEC: Noviazgo cristiano, 1ª, V. Ed. Mensajero. Bilbao. La primera lectura de este libro debería hacerse antes de ponerse en relaciones. Orientará muchísimo. Tiene magníficas ideas. Después convendría volver a leerlo durante el noviazgo.

[52] JOUVENROUX: Cuando se descubre el amor, VI, 8. Ed. Nova Terra. Barcelona.

[53] BERNHARD HÄRING: SHALOM: Paz, XVII; 3.  Ed. Herder. Barcelona. 1998.

[54] GINO ROCCA: No lo tengo claro, 2ª, III , 1.  Ed. Ciudad Nueva. Madrid. 1993.

[55] BERNHARD HÄRING: SHALOM: Paz, VII; 6.  Ed. Herder. Barcelona. 1998.

[56] Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2350

[57] DANTEC: Noviazgo cristiano, 3º, III, C. Ed. Mensajero. Bilbao

[58] JOSÉ ANTONIO SAYÉS: Moral de la sexualidad, II. B, 2. Ed. Tau. Ávila, 1988