Otras perfecciones de Dios

11.- Dios es omniperfecto.

 

11,1. «Dios posee todas la perfecciones posibles. Su perfección no tiene límites.

»Tampoco tiene mezcla de imperfección, de suerte que es imposible concebir nada que lo pueda hacer mejor»[1].

 

Dios es el Ser Necesario (ver nº2). El Ser Necesario tiene la plenitud de la existencia, porque su esencia es existir. Por eso Dios tiene todas las perfecciones posibles en grado infinito (infinito = sin límites); y no puede tener ningún defecto. Si no, no sería Dios.

Los seres contingentes que existen unos por otros, exigen un ser que no exista por otro; es decir, que exista por sí mismo, que tiene que ser eterno, que no puede comenzar a existir, que existe necesariamente, que no pueda no existir, que su esencia sea existir, que tiene la plenitud de la existencia, que tiene la existencia sin limitación, que tiene toda la perfección existente en su grado máximo: es decir, que es omniperfecto. Ése es Dios.

El Ser omniperfecto es inmutable. Todo ser que cambia o se mueve es carente de algo (de esa nueva modalidad). Luego el ser omniperfecto es inmutable.

«Dios es la plenitud del SER»[2] .

Dios, como posee por naturaleza la plenitud de la existencia, no puede crecer; es por lo tanto infinito. Y el ser infinito es único, puesto que no pueden existir dos seres infinitos distintos; ya que ninguno de los dos poseería lo que pertenece al otro, y en consecuencia podrían crecer los dos. En este caso no serían infinitos como habíamos supuesto.«Es imposible que haya dos seres infinitos. No puede haber más de un ser infinito. El ser infinito necesariamente es único»[3] .

Todo esto se demuestra ampliamente en Filosofía.

 

12.- DIOS LO PUEDE TODO.

 

12,1. El hombre puede hacer grandes cosas:

En la antigüedad levantó hermosas catedrales con la colaboración de todo el pueblo[4] ; y gigantescas pirámides, como la de Keops, en Gizeh, donde, según Breasted, trabajaron cien mil hombres durante treinta años, y emplearon 2.300.000 bloques de piedra de dos toneladas de peso cada uno. Con esa piedra se podría haber construido un muro de dos metros de altura desde Lisboa a Varsovia[5] .

Actualmente el hombre fabrica superpetroleros gigantescos de varios cientos de miles de toneladas, aviones  supersónicos, submarinos atómicos, satélites artificiales, etc.; pero el hombre no puede hacer el Sol ni el Universo. Dios sí puede hacer el Sol y el Universo, porque lo puede todo. «Nada es imposible  para Dios»[6] .

Todo aquello que puede ser hecho, lo puede Dios. «Dios puede hacer todo lo que no es contradictorio»[7] .Pero lo que no puede ser hecho, lo absurdo, lo contradictorio, es imposible que nadie lo haga, ni siquiera Dios: por ejemplo un círculo cuadrado. Un círculo no puede ser cuadrado porque dejaría de ser círculo. Por eso un círculo cuadrado es un absurdo; y Dios no hace absurdos.

«Lo absurdo es absolutamente imposible»[8].

 

13.- DIOS LO SABE TODO.

 

13,1. Dios conoce todos los secretos de la Naturaleza, y todos los acontecimientos de la Historia, tanto los pasados como los venideros. «Dios conoce todas las cosas antes de que sucedan»[9] . Para Dios todo es presente. Para Dios no hay tiempo.

Dios también conoce todos tus pecados, no sólo los de obra, sino también los de deseo y pensamiento[10] .Pero Dios también conoce perfectamente -y te lo recordará el día del premio- todas tus buenas obras y hasta tus buenos deseos[11] .

Ten esto presente, porque te ayudará a practicar el bien.

 

14.- DIOS LO VE TODO.

 

14,1. Un muchacho, que salió triunfante ante una ocasión de pecar, decía que el pensamiento que le había salvado era éste: «¿Qué diría mi madre si se enterara?». Pues Dios no sólo se entera, sino que te está viendo. ¿No te da vergüenza? Piensa esto cuando te asalte la tentación. Te ayudará a no pecar.

 

15.- DIOS ES NUESTRO PADRE, QUE ESTÁ EN EL CIELO: CREADOR Y SEÑOR DE TODAS LAS COSAS, QUE DARÁ SU MERECIDO A LOS BUENOS Y A LOS MALOS.

 

15,1. Dice San Pablo que «cada uno recibirá el premio o castigo que le corresponda por sus obras  durante su vida mortal»[12] .

Dios es el Padre de todos los hombres, a quienes ama infinitamente. Por eso para que nos animemos a ser buenos, premia a los buenos dándoles el cielo y castiga a los malos con el infierno. Lo mismo que un buen padre premia a su hijo bueno, y debe castigar a su hijo que no se porta bien. Con todo, Dios -por su gran bondad- prefiere perdonarnos, si le pedimos perdón. Si alguna vez hace justicia es cuando no tiene más remedio por la obstinación del hombre que no quiere pedir perdón, y cuya libertad Dios se ha comprometido a respetar. Dios, como es infinitamente misericordioso, perdona todo y del todo. Dios no es vengativo. No debemos sentir angustia. Debemos confiar en su Bondad. Dios perdona siempre a quien le pide perdón. Pero como también es infinitamente justo, no puede perdonar a quien no le pide perdón. Sería una monstruosidad impropia de la justicia de Dios.

«Jesús habló de “la blasfemia contra el Espíritu Santo” como de un pecado imperdonable. Este pecado es imperdonable porque es un rechazo obstinado a convertirse al amor misericordioso de Dios Padre»[13]. Es no querer arrepentirse. Y Dios no puede perdonar al que no quiere arrepentirse[14]..

 

15,2. La expresión «castigo de Dios» es bíblica[15] .

Pero necesita ser entendida rectamente.

No es que Dios mande un castigo. Sino que el castigo es algo intrínseco a la culpa.

Por eso el castigo es obra del hombre, no de Dios. Dios se limita a manifestar la situación del hombre impenitente. Como el catedrático se limita a manifestar que el alumno no es apto. El catedrático no suspende, es el alumno el que se suspende a sí mismo al no estar bien preparado. Se supone que el catedrático obra con justicia.Dios permite el castigo, por necesario; pero no lo quiere. Lo mismo que no quiere el pecado[16] .

Lo evidente es lo siguiente:

a) Dios quiere que todos los hombres se salven[17] .

b) Para ello nos ayuda de mil maneras.

c) Pero respeta nuestra libertad, y el que quiere rechazar a Dios, puede hacerlo.

d) El que así lo hace, elige el infierno, en contra de lo que Dios hubiera querido: «Dios no quiere la muerte (eterna) del pecador, sino que se convierta y viva (para siempre)»[18] .

e) El infierno es consecuencia del pecado.

 

15,3. El temor a Dios debe ser filial, no servil: más que miedo es respeto amoroso. El temor de hijo, que teme ofender, no amar lo suficiente. El que teme no amar bastante, es una forma superior de amor[19] .

 

16.- Dios está en todas partes.

 

16,1. Lo mismo que el perfume llena la habitación, Dios lo llena todo: está en todas partes.

Pero de un modo más perfecto.

Cuando decimos que Dios está en el cielo, queremos indicar que allí se manifiesta su gloria más particularmente.

Antes de la creación Dios no podía estar en las cosas, porque todavía no existían. Desde toda la eternidad Dios estaba presente en sí mismo[20] .

 

17.- A  Dios no le vemos porque es espíritu puro.

 

17,1. Por la limitación de los ojos de nuestro cuerpo, no podemos ver ni lo muy pequeño, ni lo muy lejano. Por eso nos valemos del microscopio y del telescopio.

Tampoco se ve el viento y la luz, si no que vemos tan sólo las cosas iluminadas por la luz y las hojas movidas por el viento.

Nuestros ojos tampoco pueden ver a Dios, porque es espíritu.

Con todo, los que están en el cielo ven a Dios «con los ojos del alma», pues reciben para ello un auxilio especial.

 

17,2. Dios es inefable. Es imposible decir adecuadamente lo que es Dios.

No hay palabras adecuadas.

Tenemos que hablar de Él antropomórficamente..

Y esto es rebajarle hasta las realidades humanas.

Pero no tenemos otro modo de expresarnos.

Aunque nos demos cuenta de que estas expresiones dan lugar a equívocos. Pero es que Dios está más allá de todo lo que podamos decir de Él[21] .


[1] GARRIGOU-LAGRANGE: Dios: su existencia, I,4.  Ed. Palabra. Madrid.1976.

[2] Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 213

[3] JOSÉ ANTONIO GALINDO: Dios no ha muerto, V,5,1.  Ed. San Pablo. Madrid. 1996.

[4] C. ENLART: Manuel d´archeologie.  Ed. Picard. París.

[5] H. PINARD DE LA BOULLAYE, S.I.: Jesús Luz del mundo, III, nota 29.  Ed. Razón y Fe. Madrid

[6] Evangelio de SAN LUCAS, 1:37

[7] PEDRO LAÍN ENTRALGO: Alma, Cuerpo, Persona. Epílogo,II,1, a.  Ed. Galaxia. Madrid. 1995.

[8] R. GARRIGOU-LAGRANGE: DIOS, su existencia, II, 3ª, 24.  Ed. Palabra. Madrid. 1976.

[9] Profeta DANIEL, 13:42

[10] 1ª Paralipómenos, 28:9

[11] ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.: Teología de la salvación, 3ª, II, nº 209s. Ed. BAC. Madrid

[12] SAN PABLO: Segunda Carta a los Corintios, 5:10

[13] CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Esta es nuestra fe, 2º, III, 2, 4, c. EDICE. Madrid

[14] ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.: Teología de la salvación, 1ª, IV, nº 87-93. Ed. BAC. Madrid

[15] Libro Segundo de SAMUEL,12. Libro de la Sabiduría, 5:20-23; Evangelio de SAN MATEO, 25:41ss. LEON-DUFOUR: Vocabulario de Teología Bíblica, voz: castigo. Ed. Herder. Barcelona.

[16] JOSÉ RUIZ DE LA PEÑA:La otra dimensión: escatología cristiana,VIII,3. Ed.Sal Terrae.Santand.

[17] SAN PABLO: Primera Carta a Timoteo, 2:4

[18] Primera Carta de SAN JUAN: 4:8

[19] Biblia de Jerusalén, nota de la pg. 1631

[20] ANTONIO ROYO MARÍN,O.P.: Dios y su obra, 1ª, 2º, II, 6, nº 75,a. Ed, BAC. Madrid

[21] JEAN DANIELOU: Dios y nosotros, II.  Ed. Taurus. Madrid