Artículos del Padre Jorge Loring S.I.

El Purgatorio, su fundamento

EL PURGATORIO, su fundamento

Los protestantes niegan la existencia del purgatorio.

Empiezan diciendo que Cristo murió para redimir a toda la humanidad, y que con su muerte estamos salvados todos. Que no son necesarias la buenas obras.

Es cierto que Cristo, con su muerte, ha redimido a toda la humanidad; pero Cristo lo que ha hecho es abrirnos las puertas del cielo. Nosotros tenemos que entrar con nuestros propios pasos. En el cielo no se entra a empujones.

En el Evangelio se repite varias veces que las buenas obras son necesarias para nuestra salvación eterna. No porque con ellas compremos el cielo, sino porque Dios quiere que colaboremos.

Con los méritos de Cristo se nos perdonan los pecados de los que estemos arrepentidos, pero quedan las consecuencias de esos pecados. Como el que se arruina jugando en la ruleta: si se arrepiente, se le perdona su pecado, pero su familia sigue arruinada.

De las consecuencias del pecado nos purificamos en purgatorio.

Además, dice la Biblia (Apocalipsis 21:27) que en el cielo no puede entrar nada manchado. Y es claro que hay pecados leves que no merecen el infierno (Primera Carta de San Juan 5:16). De esos pecados también no purificamos en el purgatorio.

Por otra parte, Cristo habla de los pecados que se perdonan después de la muerte (San Mateo 12:32). En el cielo no es necesario y en infierno no es posible (San Mateo 25:41).

Esos pecados se perdonan en el purgatorio.

Por eso la existencia del purgatorio es dogma de fe. Está definido en el Concilio de Trento (DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 840).