ien visitas a
Jesús Sacramentado



Textos selectos

Autor:
P. Saturnino Junquera
S.I.

 2
  • Ojos de Jesús, mírenme.
  • Labios de Jesús, háblenme.
  • Oídos de Jesús, escúchenme.
  • Pies de Jesús, síganme.
  • Manos de Jesús, llévenme.
  • Corazón de Jesús, acógeme e inflámame.
5
Oh Jesús:
  • Palabra del padre, enséñame.
  • Pan del cielo, aliméntame.
  • Fuente de aguas vivas, refriégame.
  • Luz celestial, alúmbrame.
  • Puerta del paraíso, admíteme.
6
Oh Jesús:
  • Yo te amo porque no te aman.Te consuelo porque te contristan.
  • Te alabo porque te blasfeman.
  • Te recuerdo porque te olvidan.
  • Te reconozco porque te ignoran.
  • Te visito y quiero recibirte porque de ti se alejan.
10
Oh Jesús:
  • Estoy triste; consuélame.
  • Estoy enfermo; sáname.
  • Estoy hambriento; sáciame.
  • Estoy necesitado; remédiame.
  • Estoy caído; levántame.
  • He pecado; perdóname.
12
Oh Jesús, tú nos invitas a este sagrado banquete:
  • Para hablar con nosotros; que te escuche.
  • Para unirte con nosotros; que yo te ame.
  • Para unirnos unos con otros; que yo sea caritativo.
  • Para consolarnos; sé mi alegría.
  • Para curarnos; sé mi medicina.
  • Para alimentarnos; sé mi pan de cada día.
14
Oh Jesús:
  • Aquí tienes mi cabeza para conocerte.
  • Aquí tienes mi lengua para ensalzarte.
  • Aquí tienes mis manos para servirte.
  • Aquí tienes mis rodillas para adorarte.
  • Aquí tienes mis píes para seguirte.
  • Aquí tienes mi corazón para amarte.
19
  • Memoria de Cristo, que yo te recuerde.
  • Entendimiento de Cristo, que yo te conozca.
  • Voluntad de Cristo, que yo te desee.
  • Pies de Cristo, que yo te busque.
  • Ojos de Cristo, que yo te encuentre.
  • Corazón de Cristo, que yo te ame siempre.
21
Oh Jesús, tu sagrario:
  • Es la clínica donde curas las almas, ¡oh celestial Médico!.
  • Es la escuela donde nos enseñas las más grandes virtudes, ¡oh divino Maestro!.
  • Es la audiencia donde resuelves favorablemente nuestro litigio, ¡oh Juez misericordioso!
  • Es el despacho donde das gratuita y abundantemente tus gracias, ¡oh generoso Limosnero!
  • Es el templo donde intercedes por nosotros, ¡oh benigno Abogado!.
  • Es el altar donde te ofreces por nosotros, víctima y sacerdote, ¡oh mansísimo Cordero!.
25
Oh Jesús, aquí estás en el copón o en la custodia.
  • Como un día sobre el pesebre: llorando.
  • Como un día sobre el brocal de un pozo: cansado.
  • Como un día sobre la barca de Pedro: enseñando.
  • Como un día sobre una columna: burlado.
  • Como un día sobre la cruz: orando.
  • Como un día en el sepulcro: sacrificado.
37
Oh Jesús, tu Sagrada Hostia:
  • Es pan sabroso que nos alimenta.
  • Dulce exquisito que nos regala.
  • Medicina celestial que nos cura y preserva.
  • Escudo que nos protege.
  • Lentes de aumento que nos hacen ver las cosas espirituales.
  • Faro esplendente que nos señala la senda del cielo.
40
Oh Jesús, yo quisiera ser:
  • Como un copón de oro para guardarte.
  • Como una custodia engastada para mostrarte.
  • Como una lámpara esplendorosa para alumbrarte, y como un ramillete de frescas rosas para adornarte.
  • Como un incensario inmenso para adorarte.
  • Como un órgano gigantesco para ensalzarte.
  • Como blanca harina de trigo para en ti transformarme.
42
Oh Jesús, tú estás en el sagrario bien visible, diciéndonos: Yo estoy con ustedes: En nuestras tentaciones no estamos solos; tú nos defiendes.
  • En nuestras desgracias no estamos solos; tú nos compadeces.
  • En nuestros abandonos no estamos solos; tú nos acompañas.
  • En nuestras humillaciones no estamos solos; tú nos enalteces.
  • En nuestros trabajos no estamos solos; tú nos ayudas.
  • En nuestra pobreza no estamos solos, tú nos enriqueces.
52
Jesús sigue definiéndose en el sagrario como se definía en vida:
  • Yo soy el pan vivo que descendí del cielo; aliméntame.
  • Yo soy la luz del mundo; ilumíname.
  • Yo soy el camino; guíame.
  • Yo soy el buen pastor; guárdame.
  • Yo soy rey; mándame.
  • Yo soy la resurrección y la vida; sálvame.
54
  • Jesús, que diste vista a tantos ciegos: que yo vea.
  • Jesús, que diste habla a tantos mudos: que yo hable bien y rece.
  • Jesús, que diste oído a tantos sordos: que yo obedezca y me conforme.
  • Jesús, que diste movimiento a tantos tullidos: que yo progrese.
  • Jesús, que limpiaste a tantos leprosos: que yo me purifique.
  • Jesús que resucitaste a tantos muertos: que yo no muera por el pecado, y, si muero, que resucite.

56
Oh Jesús:

    • Si dudo, aconséjame.
    • Si yerro, desengáñame.
    • Si me pierdo, encuéntrame.
    • Si caigo, levántame.
    • Si me desanimo, aliéntame.
    • El día en que me muera, llévame.
    57
Oh Jesús, aquí tienes mi corazón:
  • Conviértelo en una lámpara para alumbrarte.
  • Conviértelo en un horno para calentarte.
  • Conviértelo en una joya para adornarte.
  • Conviértelo en una diadema para coronarte.
  • Conviértelo en un jardín para recrearte.
  • Conviértelo en un palacio para aposentarte.

59
Oh Jesús:

  • Yo quisiera tener toda la sangre de los mártires para derramarla por ti.
  • Yo quisiera tener toda la sabiduría de los doctores para conocerte a ti.
  • Yo quisiera tener todas las penitencias de los anacoretas para soportarlas por ti.
  • Yo quisiera tener todo el celo de los apóstoles para luchar por ti.
  • Yo quisiera tener toda la pureza de las vírgenes para recrearte a ti.
  • Yo quisiera tener todas las virtudes de los ángeles y santos para amarte y parecerme a ti.
64
Oh Jesús:
  • Cuando yo te llame, óyeme.
  • Cuando yo te ofenda, perdóname.
  • Cuando yo te deje, sígueme.
  • Cuando yo te olvide, recuérdame.
  • Cuando yo te pida, socórreme.
  • Cuando yo te sirva, anímame
65
Oh Jesús:
  • Cuando yo esté para morir y mis ojos vidriados y desencajados ya no vean, muéstrate.
  • Cuando mis oídos, cerrados a las voces de los hombres, ya no oigan, llámame.
  • Cuando mis labios, fríos convulsos, ya no se muevan, recomiéndame.
  • Cuando mis manos, trémulas y entorpecidas, ya no empuñen ampárame.
  • Cuando mis píes, perdido sus movimientos, ya no anden, llévame.
  • Cuando mi corazón, débil y oprimido, ya no lata, oh Jesús, Jesús, Jesús, recíbeme.
66
Oh Jesús, el día que me juzgues ten presente este rato:
  • Es verdad que te ofendí con mis palabras muchas veces, pero ahora te alabo.
  • Es verdad que me aleje de ti como un hijo pródigo, pero ahora me detengo ante tu sagrario.
  • Es verdad que soberbio no quise frecuentemente servirte, pero ahora me postro ante ti sumiso y humillado.
  • Es verdad que te entristecí con mis locas alegrías, pero ahora lloro esos agravios.
  • Es verdad que te llevé a la muerte con mis culpas, pero ahora daría mil vidas por reparar mis pecados.
  • Es verdad que te abandoné y negué como Pedro, pero ahora te digo: Señor, tú sabes que te amo.
70
Oh Jesús, muéstrame los males el pecado, y anímame a no caer más en él:
  • He de morir, y sigo pecando.
  • He de ser juzgado, y sigo pecando.
  • Peligra mi cielo, y sigo pecando.
  • Me amenaza el infierno, y sigo pecando.
  • Me amas y sigo pecando.
  • Te azoto y crucifico y sigo pecando.

74
Oh Jesús, ¿cómo te pagaré cuanto por mí has hecho?

  • Te hiciste pobre para enriquecerme.
  • Te hiciste pequeño para ensalzarme.
  • Te hiciste débil para fortalecerme.
  • Te hiciste siervo para libertarme.
  • Te hiciste niño para atraerme.
  • Te hiciste hombre para divinizarme.
77
Oh Jesús, que estás viéndome desde el sagrario:
  • Mírame con aquellos ojos de ternura, con que miraste al joven del Evangelio.
  • Mírame con aquellos ojos de misericordia, con que miraste a la multitud hambrienta y a los enfermos.
  • Mírame con aquellos ojos de afabilidad, con que miraste a hemorroisa, a la viuda limosnera del gazofilacio y a Zaqueo.
  • Mírame con aquellos ojos de perdón, con que miraste después a las tres negaciones de Pedro.
  • Mírame con aquellos ojos de amor, con que miraste desde la cruz a Juan y a tu madre, al hacer tu testamento.
  • Mírame con ojos benignos, no con aquellos ojos de angustia con que miraste a Judas, o con aquellos ojos de ira, con que miraste a los mercaderes del Templo.
79
Labios de Jesús, enséñenme.
  • Labios de Jesús, aconséjenme.
  • Labios de Jesús, consuélenme.
  • Labios de Jesús, anímenme.
  • Labios de Jesús, perdónenme.
  • Labios de Jesús, bésenme.
80
Oh Jesús, me parece que te oigo decir como en la cruz: Sitio: tengo sed:
  • Tengo sed de ser conocido.
  • Tengo sed de ser amado.
  • Tengo sed de ser recibido.
  • Tengo sed de ser visitado.
  • Tengo sed de ser correspondido.
  • Tengo sed de ser imitado.
84
Oh Jesús, ¿qué te daré por cuanto tú me has dado?
  • ¿Qué por tu ejemplo?
  • ¿Qué por tu doctrina?
  • ¿Qué por tu Madre?
  • ¿Qué por tu vida?
  • ¿Qué por tu Corazón?
  • ¿Qué por tu Eucaristía?
92
Oh Jesús, la mujer incurable del Evangelio murmuraba en vos baja mirando a tu vestido: Si yo pudiese tan sólo tocar la orla.... Y al tocarla quedó sana. Sáname a mí lo mismo:
  • Cuando toques mis labios en tu Sagrada Hostia, sánalas para que besen puros tus sangrientas llagas.
  • Cuando toques mi lengua, sánala para que no se rebaje y manche con malas palabras.
  • Cuando toques mi paladar, sánalo para que no se deje arrastrar por comidas y bebidas regaladas.
  • Cuando toques mi garganta, sánala para que entone con júbilo tus divinas alabanzas.
  • Cuando toques mi pecho, sánalo para que no se encariñe con las cosas humanas.
  • Sana todo mi cuerpo, sana toda mi alma, pues no toco tan sólo la orla de tu vestido, sino que te toco por entero, al tomar tu Hostia sacrosanta.
95
Oh Jesús, dime tus quejas:
  • ¿Me dirás a mí como a los judíos, que querían apedrearte después de tantos milagros: por cuál de mis buenas obras quieres apedrearme?.
  • ¿Me dirás a mí como a los apóstoles, cuando te abandonaban tantos discípulos: también ustedes quieren dejarme?
  • ¿Me dirás a mí como a Pedro, dormido en Getsemaní mientras tu orabas: ni siquiera una hora has podido velar conmigo?
  • ¿Me dirás a mí como a San Pablo, cuando perseguía a tus cristianos: por qué me persigues?
  • ¿Me dirás a mí como al soldado que te abofeteó ante el Sanedrín: por qué me hieres?
  • ¿Me dirás a mí como a Judas, que te traicionaba con un beso: amigo, a qué has venido? Judas, ¿con un beso entregas al hijo del hombre?
  • Oh Jesús, ayúdame para que me enmiende, y no tengas más quejas de mí.

Ordenación con San Juan Pablo II 1990

Con San Josemaría 16 de junio de 1974

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